¿Cómo debemos abordar las historias de muerte después de la vacunación?
Un nuevo estudio analiza cómo el contenido de las vacunas compartido en Facebook influye en la decisión de las personas de vacunarse
Los rumores sobre las vacunas del COVID fueron uno de los temas más virales durante la pandemia, sembrando dudas en la gente una y otra vez y contribuyendo a unas 250,000 a 300,000 muertes en los EE. UU. que podrían haberse prevenido con la vacunación.
¿Por qué ocurrió esto? ¿Y qué hacer al respecto?
Un nuevo estudio muy interesante publicado en Science ayuda a responder estas preguntas. Lo que encontraron fue sorprendente.
1. La desinformación sobre las vacunas puede afectar a cualquiera
Los científicos encuestaron a miles de personas para ver cómo la exposición a diferentes publicaciones relacionadas con las vacunas afectaba la disposición de las personas a vacunarse.
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Descubrieron que la exposición a información errónea sobre las vacunas (definida como contenido que es falso o engañoso, según los profesionales verificadores de datos) disminuyó la intención de vacunarse, independientemente de:
El estado de vacunación previo
La intención previa de vacunarse
El partido político
La edad
El género
Esto sugiere que la desinformación sobre las vacunas puede influir a cualquiera, incluso a aquellos que tienen una visión positiva de las vacunas.
2. La sugerencia de daños a la salud tuvo la mayor influencia
Las publicaciones que sugerían que las vacunas podían causar daños a la salud son las que más redujeron la intención de vacunarse (véase la figura 1 a continuación). La veracidad de la afirmación (que fuera verdadera o no) y la fuente (que fuera respetable o no) no tuvieron una gran influencia.
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3. El contenido "escéptico sobre las vacunas", tuvo un mayor impacto que las falsedades verificadas
Los científicos analizaron 13,206 enlaces sobre vacunas de COVID compartidos en Facebook. Los enlaces se separaron en dos categorías:
Desinformación marcada: aquellas publicaciones/artículos que contenían falsedades absolutas y que se verificaron como falsos o fuera de contexto, como que las vacunas contenían un chip 5G.
Contenido "escéptico sobre las vacunas" : aquellos artículos que no fueron señalados por los verificadores de datos y que no eran necesariamente falsos en cuanto a los hechos, pero que planteaban dudas sobre las vacunas, como historias reales de muertes después de la vacunación.
A nivel individual, ver contenido definido como desinformación marcada tuvo un mayor impacto negativo en su disposición a vacunarse.
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Sin embargo, a nivel de la población, esto se invertía: el contenido escéptico sobre las vacunas, sin marcar, incluido el contenido de fuentes convencionales, tuvo un impacto mucho mayor porque llegó a muchas más personas. En promedio entre todos los usuarios de Facebook de EE. UU., la desinformación marcada redujo la intención de vacunarse en un 0,05% por usuario, mientras que el contenido escéptico sobre las vacunas no marcado la redujo en un 2,3%. Eso es una diferencia de 46 veces.
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4. Los enlaces "inductores de vacilación" más vistos incluyeron historias reales de muerte después de la vacunación
El enlace más importante, con 55 millones de visitas, que llegó a uno de cada cinco usuarios de Facebook en EE. UU., fue el siguiente artículo, que informaba de la muerte de un médico por un raro trastorno de coagulación poco después de su primera vacuna de COVID.
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Este no fue el único ejemplo. Los autores del estudio afirman:
"Descubrimos que la cobertura de la muerte de personas jóvenes y sanas después de la vacunación, con titulares que no contextualizaban lo extremadamente raras que eran esas muertes, o la incertidumbre del papel desempeñado por la vacuna en la causa de estas muertes, logró un alcance desproporcionado y, por lo tanto, tuvo un impacto estimado desproporcionado durante este período de tiempo".
¿Cómo debemos abordar las historias virales de muerte después de la vacunación?
Corregir falsedades flagrantes es una opción obvia. Pero abordar los artículos virales que "inducen a la vacilación" y que no contienen falsedades absolutas, como las historias reales de muerte después de la vacunación, es mucho más complicado.
Por un lado, las muertes por vacunas, aunque infrecuentes, ocurren. Ha habido muertes después de la vacuna de J&J por un trastorno de la coagulación, y muertes por miocarditis después de la vacunación con ARNm. Es fundamental monitorizar las muertes después de la vacunación para detectar verdaderas señales de seguridad. Los esfuerzos para desalentar que se reporten serían poco éticos y desastrosos, tanto para la seguridad de las vacunas (debemos ser capaces de detectar esas raras señales de seguridad) como para la confianza pública en la seguridad de las vacunas.
Por otro lado, las muertes coincidentes después de la vacunación están destinadas a ocurrirestadísticamente. Cuando se administra una vacuna a millones de personas, es seguro que habrá historias de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos poco después, ya que algunas de estas personas iban a tener esos accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos de todos modos.
El desafío se presenta cuando estas historias se convierten en titulares en las noticias, ya que distorsionan la percepción del riesgo. Cuando los riesgos raros y/o no confirmados se destacan y son vistos millones de veces, mientras que los beneficios de la vacunación reciben menos atención, se eleva falsamente el riesgo percibido. La decisión de vacunar es siempre una decisión de riesgo versus beneficio, y esta distorsión hace que la disyuntiva riesgo/beneficio parezca mucho peor de lo que realmente es.
Esto puede tener un gran impacto: este estudio encontró que el contenido "escéptico sobre las vacunas" redujo la intención de vacunar en un 2.3% por usuario de Facebook de EE. UU., lo que se traduce en unos 3 millones menos de estadounidenses vacunados. Las historias reales, cuando se sacan de contexto, pueden causar un daño real.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer?
No suprimir; sí contextualizar. Algunos pueden presionar para etiquetar estas noticias como "desinformación" o "engañosas" y presionar a las empresas de redes sociales para que las reduzcan su rango en sus algoritmos. Esto sería contraproducente: no puedo pensar en una forma de perder la confianza del público más rápido que tratar de suprimir los informes reales de muerte después de la vacunación. En cambio, debemos ser transparentes y ayudar a contextualizar lo que está sucediendo. Si un artículo específico se vuelve viral, tal vez se podría agregar una señal junto al artículo en redes sociales, que proporcione esa contextualización.
Decir a la gente lo que puede esperar con antelación (pre-desmentir). Posiblemente hubiéramos evitado mucho miedo a las vacunas si hubiésemos dedicado un gran esfuerzo coordinado a explicar la falacia post hoc, aclarando que esperábamos muertes casuales después de la vacunación y cómo los científicos distinguen los verdaderos efectos secundarios de las vacunas de la coincidencia.
Mejorar los titulares. Muchas personas solo leen los titulares y se pierden la contextualización que uno se encuentra al leer el artículo. A la hora de informar de las muertes después de la vacunación, ayudaría enormemente enmarcar claramente lo raro del suceso y la incertidumbre de la conexión causal.
Por último, estamos hablando de titulares virales, no de historias personales. Si algún ser querido de alguien conocido muere poco después de vacunarse, lo más importante que uno puede ofrecer es amabilidad y empatía, no una discusión sobre la falacia post hoc.
En resumidas cuentas
Gran parte del contenido sobre vacunas en las redes sociales vive en una zona gris: historias virales que son verdaderas o tienen un núcleo de verdad, pero que carecen de un contexto importante. Estas historias pueden tener un gran impacto negativo, pero si las historias verdaderas son atacadas como "desinformación", es probable que esto confunda aún más a las personas. En su lugar, deberíamos centrarnos en proporcionar contexto y ayudar a las personas a comprender cuándo se ha distorsionado su percepción del riesgo.
Atentamente, Dr. P
Kristen Panthagani, MD, PhD, es médico residente y académica en Yale, en una residencia combinada en medicina de urgencias y una beca de investigación centrada en la alfabetización en salud y la comunicación. En su tiempo libre, es la creadora del blog médico You Can Know Things y autora de la sección de YLE sobre (Des)información en salud. Puede encontrarla en Threads, Instagram o suscribirse a su sitio web aquí. Las opiniones expresadas pertenecen a la Dra. P, no a su empleador.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, consultora de salud pública, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en una ONG que sirve a personas inmigrantes.
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