¿Por qué está cayendo la confianza en las vacunas?
Una mirada retrospectiva a la pandemia, qué se dijo y dónde se quebró la comunicación.
Nota de Katelyn: YLE/Su Epidemiólogo Local van a hacer algo un poco diferente en las próximas publicaciones. Hemos creado una miniserie con una mirada retrospectiva a las vacunas de Covid-19 durante la pandemia: qué se dijo, qué sucedió realmente y dónde se rompió la comunicación. Algo que ha repercutido en gran medida en la disminución de la confianza en otras vacunas (y en la salud pública en general) que estamos viendo ahora mismo. No será fácil de leer, pero es un intento muy necesario de limpiar la herida para que pueda sanar. Le cedo el micrófono a Kristen P.: no hay nadie que sepa moverse mejor en este difícil terreno.
Esta es la primera publicación de cuatro cuyo objetivo es mirar cómo fue la comunicación sobre la vacuna Covid-19 para identificar lo que tenemos que aprender. Debemos hacerlo mejor en la próxima pandemia.
Las vacunas Covid-19 se encuentran sin duda entre las hazañas médicas más impresionantes de la historia. Según un modelo las vacunas Covid-19 evitaron 20 millones de muertes en todo el mundo solo en su primer año. Como médico y científica, ver al mundo científico unirse para producir no una sino múltiples vacunas en cuestión de meses, en medio de una pandemia global, ha sido realmente impresionante.
Pero no es así como mucha gente lo recuerda.
A pesar de desarrollar múltiples vacunas eficaces que salvaron millones de vidas durante una pandemia mundial, la confianza en las vacunas, más allá de las vacunas Covid-19 (como las vacunas infantiles de rutina), empeoró, en lugar de mejorar.
La desinformación jugó un papel muy importante, pero no fue el único problema
Es fácil achacar todo esto a la desinformación, que sin duda influyó. La lista de rumores sobre las vacunas Covid-19 es ciertamente impresionante: cada semana había un nuevo supuesto “ingrediente” que de alguna manera era tóxico, y el nivel de creatividad que inspiró los diversos rumores falsos sería loable si no fuera así de peligroso.
He dedicado cientos de horas a desmentir rumores varios sobre las vacunas de Covid-19 y no quiero minimizar el impacto que estos rumores tuvieron en sembrar desconfianza en las vacunas.
Pero no se trata de eso en esta serie.
¿Desinformación o mala comunicación?
Gran parte de la “información errónea” que circulaba podría describirse más acertadamente como “mala comunicación”: los funcionarios de salud pública decían una cosa y el público escuchaba algo completamente diferente.
Pensé que las vacunas contra el Covid-19 nos daban inmunidad como lo hacen las vacunas infantiles. ¿Por qué se enferman las personas vacunadas?
Pensé que habían dicho que todas las vacunas nos brindan una protección del 100% contra enfermedades graves y la muerte. ¿Por qué la mayoría de las muertes por Covid-19 ahora ocurren entre personas vacunadas?
Si las vacunas previenen la infección, ¿por qué las personas vacunadas siguen necesitando usar mascarillas?
Si me recuperé bien después de una infección por Covid-19, ¿estaré bien después de contraer sarampión y otras enfermedades también? ¿se estará exagerando?
Todas estas preguntas son válidas y merecen una explicación. Las respuestas que se proporcionaron a menudo fueron confusas, cambiaron constantemente o fueron insuficientes, dejando en la mente de muchas personas la (falsa) impresión de que las vacunas Covid-19 en realidad no funcionaban y que la comunidad científica estaba impulsando una vacuna fallida, dando lugar a que se cuestionaran también otras vacunas.
La mala comunicación es una puerta de entrada a la desinformación
Cuando las preguntas válidas no se responden adecuadamente o desde un lugar de empatía, no es descabellado que la confianza disminuya. Y cuando la confianza comienza a bajar, las personas pueden estar más abiertas a creer los rumores que escuchan. La mala comunicación simplemente puede llevar a las personas a creer en información errónea y en desinformación.
La desinformación no va a desaparecer y podemos seguir (y seguiremos) abordando los rumores a medida que surjan. Pero la generación de estos rumores está, para la mayoría de nosotros, completamente fuera de nuestro control. En el campo de la salud pública y la medicina, deberíamos estar mucho más interesados en observar lo que está bajo nuestro control: nuestra comunicación y cómo nosotros podemos hacerlo mejor.
El primer paso es descubrir qué salió mal. En esta miniserie de publicaciones, repasamos la historia de las vacunas Covid-19 y los problemas de comunicación que las rodearon. Algunas meteduras de pata en la comunicación durante la pandemia fueron obvias (los cambios drásticos con las mascarillas, por ejemplo), pero otras recibieron menos atención y solo fueron obvias para aquellos que estaban decepcionados y confundidos. El objetivo no es señalar con el dedo ni culpar a nadie; Fue muy difícil comunicarse con una nación polarizada durante una pandemia mortal cuando los datos del día anterior estaban desactualizados al día siguiente. Pero es necesario salir de nuestra burbuja y mirar bien al problema y así comprender cómo se percibieron los mensajes, para que podamos comunicar mejor la próxima vez.
En resumidas cuentas
La mala comunicación durante una emergencia de salud pública puede destruir la confianza sin querer. Ahora, debemos mirar hacia atrás y ver qué se hizo mal para que podamos hacerlo mejor a partir de ahora.
Siguiente capítulo en esta miniserie: la gestión de expectativas. Nos vemos el jueves.
Sinceramente, K.P.
Kristen Panthagani, MD, PhD, es médico residente y becaria en Yale, combinando la residencia en medicina de urgencias con el doctorado centrado en la alfabetización y la comunicación en salud. En su tiempo libre, es la creadora del blog médico You Can Know Things y autora de la sección de YLE sobre (mala) comunicación de salud. Puede encontrarla en Threads, Instagram, o suscríbirse a su página web aquí. Las opiniones expresadas pertenecen a KP, no a su empleador.
“Su epidemiólogo local (YLE)” es un boletín con un propósito: “traducir” la ciencia de la salud pública en constante evolución para que las personas estén bien equipadas para tomar decisiones basadas en evidencia. Este boletín es gratuito para todos, gracias al generoso apoyo de los miembros de la comunidad YLE. Para apoyar este esfuerzo, suscríbase a continuación: