Descarrilamiento del tren de Ohio: el punto de vista de salud pública.
El 3 de febrero, un tren que llevaba productos químicos tóxicos y combustible descarriló en East Palestine, Ohio. De los 150 vagones del tren, 50 se vieron involucrados en el accidente. De esos, varios transportaban productos químicos tóxicos.
La “transmisión” del conocimiento y la comunicación de los riesgos para los residentes han sido, en el mejor de los casos, subóptimos.
Quién está en riesgo
En cualquier emergencia de salud lo absolutamente esencial es entender cuáles son los riesgos de salud, para quién y cuándo.
Con los químicos, hay dos puntos de interés principales:
Intensidad (cantidad de exposición)
Tiempo (duración de la exposición)
Estos factores dependen altamente del periodo de tiempo de la emergencia. En este caso, antes de la quema, mientras se produce la quema y después de la quema–y dónde estaba la gente en esos momentos.
Antes de la quema
Los responsables de salud pública estaban preocupados sobre todo por los químicos que se derramaron de los vagones, específicamente el cloruro de vinilo – un gas incoloro y combustible que se usa para hacer las tuberías de PVC. Se esparce por el aire.
La mejor forma de saber si el aire es seguro es midiendo la cantidad del gas en el aire, y esto se mide en unas unidades de medida que son las “partes por millón” o “ppm”. La tabla siguiente muestra los problemas potenciales de salud según los distintos niveles de exposición agudos (a corto plazo).
Por ejemplo, si las muestras de aire contienen más de 250 ppm, sería de esperar que la gente tenga síntomas como dolor de cabeza o irritación respiratoria, pero esos síntomas desaparecerían al irse la exposición. Pero si la concentración en las muestras de aire superase las 1.200 ppm durante una hora, entonces existe la posibilidad de daños irreversibles a la salud.
Esto es útil de entender ya que EPA, la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), está compartiendo los datos de monitorización del aire aquí. Aunque animo a la EPA a que “traduzca” estos datos a los residentes para que comprendan los riesgos asociados. Este aspecto es crítico. (¡Y no es bueno que nos haya llevado días descifrarlo!).
La mayor parte de las medidas en el periodo antes de la quema se tomaron por fuera del radio de una milla (esto fue probablemente dada la preocupación por la seguridad ante el riesgo de explosión en esas primeras horas).
En el futuro habría que construir el llamado modelo de dispersión del aire en esas primeras horas y días para ayudar a reconstruir lo que sucedió en esa milla de amortiguación cerca del descarrilamiento, y así los residentes que vivan más cerca del descarrilamiento puedan entender qué exposición han podido tener.
Durante la quema
Después del descarrilamiento, parece que los oficiales a pie del desastre lidiaban con dos posibilidades básicamente:
No hacer nada. Hubo informes de preocupación por una posible explosión de los tanques antes de que comenzaran las tareas de limpieza.
Quemar los químicos. Quemar el cloruro de vinilo elimina el cloruro de vinilo pero al arder se descompone y da lugar a otros químicos y partículas.
La lógica de decisión de los primeros días no se ha hecho pública. Al final, los oficiales eligieron la número 2: evacuar a los residentes, vaciar las sustancias de los vagones en una zanja, quemar los químicos y entonces dejar a los residentes volver.
Después de la quema
Cuando se quema el cloruro de hidrógeno se crean otros gases como fosgeno y cloruro de hidrógeno. Esto constituye una amenaza inmediata en el aire, pero disminuye con el tiempo, de ahí la evacuación.
Igualmente preocupantes son las partículas derivadas de quemar químicos clorados (p.ej. dioxinas) que pueden hacerse persistentes en el ambiente. Es decir, que no solo tenemos gases en el aire de los que preocuparnos, sino también partículas. (Los datos de EPA muestran un aumento de la concentración de partículas en el aire después de la quema). Con el tiempo los gases se dispersan en el aire, y lo mismo hacen muchas de las partículas aunque otras se asientan en las superficies.
Esto quiere decir que las pruebas de detección deben incluir no sólo la valoración del aire en los hogares y los negocios sino las superficies.
Una señal preocupante es que los residentes siguen reportando problemas de salud, como dolores de cabeza. Una manera de entender por qué es monitorizando síntomas de una forma sistemática. Los CDC iniciaron esta monitorización el lunes con objeto de, idealmente, entender:
¿Qué está experimentando la gente?
¿Hay patrones geográficos significativos?
¿Se corresponden los focos con el área donde descarriló el tren?
La EPA sigue haciendo pruebas del aire exterior, y tomando muestras del aire interior de las casas y de las superficies. Sin embargo, los últimos datos disponibles públicamente son del 17 de febrero. Es imposible de leer para alguien que no sea un experto.
Además, el Departamento de Recursos Naturales de Ohio reportó recientemente la muerte de más de 43.000 peces en un radio de 7 millas del accidente. Esto nos demuestra que hubo un impacto inmediato en las aguas fluviales, pero no está claro la extensión con la que siguen afectadas y a hasta qué distancia del accidente, desde que se inició el vertido. La EPA ha informado de que el agua, ahora mismo, es segura para beber.
Miramos qué pasó en sucesos anteriores
Un suceso produjo una situación medioambiental parecida hace 10 años, cuando descarriló un tren en Paulsboro, New Jersey (NJ). El 30 de noviembre de 2013, cuatro vagones del tren cayeron en un arroyo. Se rompió un tanque que vertió 23.000 galones de cloruro de vinilo.
El estudio de este caso encontró que:
1 de cada 10 residentes necesitó atención hospitalaria por síntomas consistentes con la exposición a cloruro de vinilo.
Los residentes que vivían más cerca del lugar de descarrilamiento reportaron síntomas con más frecuencia que los que vivían más lejos.
La mayor parte del cloruro de vinilo se vertió del tanque en la primera hora.
Se utilizaron detectores para monitorización del aire en los primeros 90 minutos tras el descarrilamiento. Detectaron unos niveles de cloruro de vinilo de aproximadamente 1.400 ppm.
La distancia es importante. Las concentraciones máximas estaban en 0.2 millas del descarrilamiento y llegaban a 250 ppm a unas 0.8 millas del lugar del accidente. Así que el área de una milla de seguridad en el accidente actual es una distancia de razonable.
Aunque esta es una información instructiva, es importance destacar que cada suceso es único. La quema hecha en Ohio, por ejemplo, cambió la naturaleza química de la sustancia. Esto no se hizo en NJ. Además, en Ohio se derramaron muchos químicos mientras que en New Jersey el vertido se limitó a cloruro de vinilo.
¿Qué hacer?
Después del accidente de 2013, el Departamento de Salud Pública de NJ preguntó a los residentes que es lo que podían haber hecho mejor. La recomendación más importante fue: mejorar la comunicación sobre la emergencia y sobre los riesgos para la salud: ¿Qué sabemos? ¿Qué no sabemos? ¿Cómo estamos encontrando las respuestas?
No parece que estas lecciones se aplicaran inmediatamente después del accidente actual. Pero parece que EPA lo ha hecho mejor una vez que se volcaron en la respuesta. Sin embargo, la transmisión del conocimiento siempre se puede mejorar.
En resumidas cuentas
Las implicaciones de salud pública de este desastre no se conocen del todo. La recogida continua de datos, la monitorización, la transparencia, la participación de los residentes y la comunicación serán absolutamente esenciales para entender los riesgos de salud asociados con esta emergencia.
Love, YLE y Dr. Joseph Allen
El Dr. Joseph Allen es Profesor Asociado en Harvard y experto en investigar cómo la calidad del aire afecta a la salud y la cognición humanas.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, trabaja en un comité de expertos en política sanitaria y es consultora para un número de organizaciones, incluyendo los CDC. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos. Este boletín informativo es gratis gracias al apoyo generoso de los miembros de la comunidad YLE. Para contribuir a este esfuerzo, por favor suscríbase aquí.