El debate sobre las cocinas de gas: ¿afecta a la salud pública?
Para escribir este artículo me he asociado con el Dr. Jon Levy, catedrático y jefe del Departamento de Salud Medioambiental de la Escuela de Salud Pública de Boston University, que lleva décadas trabajando en este tema. Además, mi agradecimiento especial a Luis Melecio-Zambrano—periodista científico y estudiante—que me ha ayudado a “traducir” la historia científica.
El 9 de enero, alguien de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EE.UU. (U.S. Consumer Product Safety Commission, CPSC, por su nombre y siglas en inglés) mencionó en una entrevista que estaban considerando revisar los estándares de seguridad de las cocinas de gas, diciendo “estamos considerando todas las opciones. Los productos que no son seguros se pueden prohibir”.
Dos días después, el presidente de CPSC aclaró: “no estamos considerando prohibir las cocinas de gas, y CPSC no tienen ningún proceso en marcha para hacerlo.”. Pero la chispa ya había encendido el debate en redes sociales y en el Congreso. De hecho, la nueva Cámara hizo dos borradores de leyes para frenar la prohibición.
En realidad, este es un problema importante únicamente en estados como California y Nueva York, donde más del 70% de las casas tienen cocinas de gas. Aunque, tal y como reportó Statista, casi un 40% de las casas de EE.UU. usan cocinas de gas, así que este es un problema destacado para unos 50 millones de hogares en todo el país.
¿Qué dice la ciencia?
Este no es un problema nuevo. Décadas de investigación han encontrado siempre lo mismo: las cocinas de gas pueden contribuir a los problemas respiratorios, especialmente en niños con asma.
Cuando quemamos combustible a alta temperatura (p.ej.cocinando) se emiten muchos químicos diferentes al aire. Esto incluye el dióxido de nitrógeno, que es un gas de color marrón rojizo (vea “NO2 “ en el gráfico siguiente). Cuando esto ocurre en un espacio cerrado, se puede alcanzar una concentración muy alta, especialmente si vive en una casa pequeña con menos espacio físico y ventilación.
A lo largo de varias décadas, distintos estudios han medido los niveles de dióxido de nitrógeno en los hogares y han encontrado que los niveles eran mucho más altos en las casas con cocinas de gas. Por ejemplo, un estudio en 15 países en los años 90 encontró que las cocinas de gas contribuyen significativamente a la exposición a dióxido de nitrógeno. Esto se debe tanto a la contribución de las cocinas de gas como a la cantidad de tiempo que la gente pasa en casa. Estas tendencias se han confirmado en otras publicaciones, incluido un estudio reciente en casas de pacientes asmáticos.
Un estudio en viviendas públicas de Boston mostró que los niveles de dióxido de nitrógeno en la cocina eran el doble que los medidos afuera. Otro estudio mostró que en las casas con cocinas de gas sin campana extractora, la exposición a dióxido de nitrógeno a la hora de cocinar era mayor que los niveles fuera de la casa.
Dióxido de nitrógeno (por consiguiente cocinas de gas) y salud
El dióxido de nitrógeno irrita la pared interna de nuestras vías respiratorias. A corto plazo, esto puede producir síntomas como sibilancias. Si esto ocurre de forma consistente a lo largo del tiempo, puede producir problemas de salud, como asma y EPOC.
La evidencia en torno al dióxido de nitrógeno ha sido formalmente examinada de forma habitual por la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU (Environmental Protection Agency, EPA, por sus siglas en inglés) como parte de sus procesos para regular el aire libre (exterior). En 2016, en su sumario más reciente, EPA reportó abundante evidencia en relación al dióxido de nitrógeno y la exacerbación del asma en niños así como el desarrollo de asma (entre otros problemas de salud). Aunque el foco del sumario es en el dióxido de nitrógeno al aire libre, dado que es todo lo que la EPA regula, hay que destacar que estamos expuestos al mismo tipo de polución en el interior, a veces a niveles más altos si hay cocinas de gas.
¿Por qué este debate ahora?
El debate más reciente en torno a las cocinas de gas surgió en 2022 a raíz de un estudio de investigadores estadounidenses y australianos. Estimaron que casi un 13% de los casos de asma infantil en los EE.UU. eran atribuibles a las cocinas de gas en las casas. Es decir, que si retirásemos todas las cocinas de gas en EE.UU, podríamos prevenir ~13% del asma infantil. (Como señaló uno de los autores del estudio, este porcentaje es similar al asma que podemos atribuir al humo de tabaco de segunda mano en niños de 1-5 años.
La base del estudio de las cocinas de gas fue una publicación de 2013 en la que los investigadores analizaron más de 40 estudios. Concluyeron que los niños que vivían en casas con cocinas de gas tenían un 42% más de probabilidad de experimentar síntomas de asma y un 24% más de probabilidad de ser diagnosticado de asma alguna vez.
Y, al igual que con otros problemas de salud pública, la industria está contraatacando. Esto lo destacó el fin de semana pasado el New York Times cuando destapó que hay grupos de presión contratados por las empresas de gas para sembrar la duda entre el público sobre los peligros para la salud de las cocinas de gas. Su argumento principal es que los estudios hechos, como el metaanálisis, no establecen causalidad. Es decir, que no sabemos si las cocinas de gas directamente producen asma, o si algún otro factor lo explica.
Por supuesto, no todos los estudios son perfectos. Pero los estudios de las cocinas de gas y el asma se basan en más de 40 años de estudios que conectan las cocinas de gas con la exposición a dióxido de nitrógeno, y la exposición a dióxido de nitrógeno con la salud respiratoria. El argumento en favor de la causalidad tiene peso.
¿Qué implicaciones tiene esto para mí?
Cada individuo debería sopesar los riesgos y los beneficios de tener una cocina de gas:
Beneficios: mucha gente no puede simplemente cambiar a una cocina eléctrica porque viven de alquiler, es muy caro, o un reto a nivel logístico. Puede ser más barato usar una cocina de gas que una eléctrica, especialmente cuando los precios de la electricidad son altos. Las cocinas de gas vienen bien cuando se va la luz. Y hay personas que disfrutan cocinando con ellas.
Riesgos: Si tiene una cocina de gas, puede ser un factor contribuyente a su exposición a dióxido de nitrógeno, especialmente si su casa es pequeña y no tiene ventilación adecuada. Hay riesgos reales para la salud, especialemente para niños y gente con asma. Las cocinas de gas emiten otros contaminantes a parte del dióxido de nitrógeno, y tienen el potencial de una fuga de gas. Hay también un riesgo climático (que también afectará con el tiempo a la salud).
Aquellos que tengan la oportunidad y puedan sacar partido de los incentivos económicos deberían considerar cambiar a una cocina eléctrica. Si eso no es posible, debería mejorar la ventilación:
Si tiene una campana extractora o ventilador extractor, póngalo en marcha cuando cocine. Ayudan. Sin embargo no todos los extractores son iguales, lo ideal es uno que suelte el aire hacia el exterior.
Abra las ventanas cuando esté cocinando. Esta es una buena estrategia incluso si tiene campana extractora. Lamentablemente, las campanas extractoras no eliminan el riesgo del todo. Un estudio de 2012 encontró que las campanas extractoras retiran menos de la mitad de los contaminantes emitidos por las cocinas de gas.
¿Qué implicaciones tiene esto para mi comunidad?
Hay varias medidas que también podemos tomar como sociedad:
Incentivos económicos para cambiar las cocinas de gas. Hay muchos programas en marcha que incentivan el cambio por razones climáticas, incluso a través de la ley Inflation Reduction Act, pero el incentivo debería de ser mayor si consideramos el impacto en la salud. Un estudio estimó que reemplazar las cocinas de gas o mejorar la ventilación pueden reducir episodios graves de asma alrededor de un 7%, lo que supondría un ahorro en gasto sanitario. Medicaid debería de tomar nota.
Mejorar la eficacia de las campanas extractoras. Las campanas extractoras que retiran bien las emisiones de las cocinas de gas a veces hacen muchísimo ruido, lo que hace que se usen menos. Hay que mejorar su diseño y funcionalidad.
Exigir la ventilación al exterior cuando se instale una cocina de gas. Necesitamos que en cada casa haya campanas extractoras conectadas a ventilación exterior.
En resumidas cuentas
El gobierno no va tirar su cocina de gas, pero los riesgos para la salud son reales. Debe saberlo y estar al tanto de oportunidades para cambiar a una cocina eléctrica si es posible. Podemos tomar decisiones basadas en la evidencia, incluso entre las paredes de nuestra casa y sin relación con la pandemia, para vivir con más salud y prosperidad.
Love, YLE, Dr. Levy, y Luis
El Dr. Jon Levy es catedrático y jefe del Departamento de Salud Medioambiental en la Escuela de Salud Pública de la Boston University y ha publicado acerca de las exposiciones por cocinas de gas en interiores durante muchos años.
Luis es un periodista científico y estudiante de Master en Comunicación Científica en la Universidad de California. Cuenta historias en la intersección de ciencia y sociedad. Puede encontrar su trabajo en luismelecio-zambrano.mypixieset.com.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, trabaja en un comité de expertos en política sanitaria y por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos. Este boletín informativo es gratis gracias al apoyo generoso de los miembros de la comunidad YLE. Para contribuir a este esfuerzo, por favor suscríbase aquí.