Encontrar a los Mensajeros de Confianza
H5N1 es un caso de estudio fantástico sobre algunas lecciones que aprendí durante Covid-19
No hay duda de que el panorama de la información ha cambiado drásticamente en el siglo XXI. La información ya no es dictada por las autoridades, sino establecida y transmitida por los usuarios. Esto significa que el enfoque de la vieja escuela para la difusión de la información, un goteo de arriba hacia abajo desde torres de marfil, no funciona con muchos grupos. De hecho, a veces resulta contraproducente.
Esto es muy evidente con la gripe aviar (H5N1). Las personas de mayor riesgo, los que más necesitan la información, no confían en el mensajero (esto es, el gobierno) y, lo que es peor, la información no responde a sus necesidades sobre el terreno.
Realmente, solo hay una respuesta a este nuevo modo de comunicación: encontrar, equipar, asociarse y apoyar a los mensajeros de confianza.
Una nueva forma de pensar
Cuando comencé este boletín hace unos años, ingenuamente pensé que estaba hablando directamente con el público general, llegando directamente a sus hogares. Eso fue así hasta que hice una encuesta a los lectores de YLE y vi que mi audiencia eran realmente "mensajeros de confianza". Se trata de lectores directamente involucrados con sus comunidades (juntas educativas, organizaciones sin fines de lucro, maestros, médicos, empresas, hospitales, científicos, medios de comunicación y líderes religiosos) que desean acceder rápidamente a información comprensible, factible, y útil para seleccionar aún más lo que pasar a sus redes. Eventualmente, la información de YLE llegará a esa persona anónima en su casa a través de mediadores clave.
En otras palabras, YLE es simplemente un pequeño nodo en un gran sistema de difusión de información de organizaciones de base.
Si bien esta red es en gran medida invisible, es increíblemente poderosa. Los mensajeros de confianza son confiables precisamente porque son parte de la comunidad. Entienden los puntos débiles, la realidad y los sacrificios que las personas deben hacer a diario. Se niegan a ser helicópteros, que se abalanzan cuando necesitan algo y se retiran rápidamente. Más bien son:
1. Creíbles: genuinos, transparentes y con motivación clara.
2. Cercanos: se relacionan con la comunidad. Sus antecedentes, habilidades y experiencias se superponen con los del público objetivo.
3. Fiables: aportan conocimientos útiles y habilidades que otros no tienen.
Es importante entender esto no solo en relación con el COVID-19, sino también con, literalmente, todos los demás temas de salud pública en la actualidad, ya sea la respuesta a emergencias o los desafíos de salud pública en “tiempos de paz”.
El H5N1 no podría ser un mejor ejemplo
No considero que el virus H5N1 (gripe aviar) esté bajo control. Estamos volando a ciegas: no sabemos cómo se está propagando este virus, dónde se está propagando y si está mejorando en su capacidad de infectar a los humanos.
El mayor desafío es que las personas en riesgo, y con las que necesitamos cooperación para evitar que el H5N1 se convierta en una pandemia, son las que menos confían en el gobierno y las instituciones:
Trabajadores agrícolas en zonas rurales
Trabajadores sin estatus migratorio
Grupos de salud y bienestar que beben leche cruda
Hay muchas razones para esta falta de confianza: sus valores son distintos, hay barreras lingüísticas, algunos han tenido malas experiencias previas, los líderes de salud pública los han denigrado y algunos tienen preocupaciones legítimas de que su sustento se vea afectado. No debería sorprender que pocos se ofrezcan como voluntarios para hacerse la prueba del H5N1. Otros incluso están yendo activamente en contra de los consejos, y dedicándose a comprar aún más leche cruda.
El centro de la respuesta debe ser encontrar, equipar, asociarse y apoyar a las personas en las que más confían. Pueden ser sus médicos, las personas en sus lugares de culto, los técnicos de emergencias médicas, sindicatos o centros de migrantes. Desafortunadamente, esta idea se deja de lado en gran medida en muchas conversaciones de las que formo parte. Todo el mundo se centra en la ciencia, lo cual es importante, pero igualmente importante es el aspecto conductual de la difusión de la información para una implementación eficaz de la salud pública.
Me temo que estamos cometiendo los mismos errores que cometimos durante el Covid-19. (Las vacunas no equivalen a las vacunaciones).
Lo mismo puede decirse de cualquier tema "en tiempos de paz" en un mundo de desinformación
La desinformación ha sido designada como la principal amenaza para la salud mundial de los próximos años. Las vacunas, el cambio climático, la salud de las mujeres, el bienestar; la desinformación está en todas partes.
Las soluciones que se proponen son decepcionantes. Por ejemplo, algunos sugieren que todo lo que tenemos que hacer es encontrar la varita mágica, esa palabra o frase perfecta para una campaña de concienciación y todos, de repente, confiarán en la información y se pondrán sus vacunas rutinarias.
Esta línea de pensamiento es una fantasía. Vivimos en un nuevo mundo en el que el panorama de la información ha cambiado drásticamente. El problema no es el suministro de información; hay demasiada. Debemos trabajar en el lado de la demanda: activamente identificar los nodos de confianza en las comunidades, entender cómo obtienen su información de salud, escuchar sus preocupaciones desde la empatía, comunicar los matices y entregarse al 100% a ello, con entusiasmo.
Este es un trabajo duro, lioso y complejo, y financiarlo no es interesante. Así que seguiremos perdiendo el tiempo hasta que decidamos encontrar y apoyar modelos sostenibles en los que los mensajeros de confianza sean los que traduzcan y difundan la información de salud pública.
En resumidas cuentas
Ya es hora de que cambiemos nuestro abordaje sobre cómo difundir la información de salud pública: hay que encontrar, equipar, asociarse y apoyar a mensajeros de confianza. No solo mientras el virus H5N1 amenace con convertirse en una emergencia y no solo como una idea adicional. Más bien como una parte fundamental de nuestro trabajo diario. Así es donde y cómo la salud pública tendrá un impacto.
Love, YLE
Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, consultora de salud pública, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en una ONG que sirve a personas inmigrantes.
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