¿Estamos en una emergencia de salud pública?
Estamos claramente en medio de una ola de infecciones en Estados Unidos. Pero con cada ola, la tasa individual de enfermedad severa sigue bajando gracias a la inmunidad y los tratamientos. Por consiguiente, las muertes están bajando a niveles que solo vimos al principio de la pandemia.
Esta dinámica cambiante ha propiciado un intenso tira y afloja entre científicos, líderes y el público—un aflojar hacia la “normalidad” por parte de unos y un tirar para mantener la “urgencia” por parte de otros. Dónde cada uno se encuentre en este espectro va a depender de una pregunta: ¿Seguimos estando en una emergencia de salud pública?
La respuesta es compleja
Este debate es crítico porque básicamente decidirá si, cuándo y cómo vamos a diferenciar una emergencia a nivel nacional (epidémica) de una situación manejable (esta fase intermedia en la que nos encontramos) hasta que alcancemos un estado predecible, estático (endémico). Esto es algo con lo que los Estados Unidos no han tenido que lidiar con un virus respiratorio actual.
En realidad, la respuesta es compleja porque no es puramente epidemiológica, sino también fisiológica, cultural, política y moral. Creo que esto es particularmente difícil en Estados Unidos por cuatro razones:
No hay un umbral epidemiológico. Los CDC definen una epidemia como “un aumento, con frecuencia repentino, en el número de casos de una enfermedad por encima de lo que se espera normalmente en la población de ese área”. Los dos últimos años, sin duda alguna hemos experimentado una epidemia a nivel nacional– era novedosa y por encima de lo esperado–originando un desastre de salud pública que ha superado el millón de muertes. Pero no tenemos una medida o un número que nos permita determinar que en un “momento dado” ya no estamos en una emergencia. Esto hace que el final se convierta en un debate. Como sabemos que SARS-CoV-2 va a seguir con nosotros en el futuro próximo, ¿qué se considera un “aumento inesperado” de la enfermedad? Las muertes en Estados Unidos están cayendo en picado, algo que es bueno, pero ¿qué cifra se considera suficientemente baja?.
Un grupo ha sugerido que un nivel endémico aceptable de SARS-CoV-2 sería uno que mantenga el pico de muertes por COVID-19 de una ola por debajo del pico de una mala temporada de gripe. Pero como demuestro en el gráfico siguiente estamos lejos de ello. La peor temporada de gripe fue en 2017-2018 donde se registraron 61.000 muertes. En los primeros 5 meses de 2022, ya hemos sobrepasado este número en más de dos veces. Esto hace que SARS-CoV-2 sea la tercera entre las principales causas de muerte. ¿Es éste un nivel aceptable para Estados Unidos? Como país, eso es lo que estamos decidiendo ahora.
Imprevisibilidad. Si no estamos en una epidemia, entonces estamos flotando en un punto medio extraño porque tampoco estamos en un estado endémico todavía. La transmisión no es estable o predecible, el virus cambia rápidamente, y no tenemos ni idea de cuál es el siguiente paso:
¿Seguirá mutando Ómicron y escapando a nuestros anticuerpos? ¿aparecerá una nueva mutación totalmente fortuita que nos desconcierte? Esto lo hizo Ómicron después de Delta. No tenemos ni idea.
Si ocurre algo parecido a Ómicron, ¿cuándo ocurrirá? Tenemos modelos que sugieren que será en 1.5 años o 10 años. Vamos, que no tenemos ni idea.
Una nueva mutación ¿hará al virus más o menos severo? Desgraciadamente los virus mutan aleatoriamente, así que no sabemos el siguiente movimiento.
Esto quiere decir que aunque hoy no estemos en una emergencia, puede que lo estemos mañana. La naturaleza dinámica del virus está cambiando también el significado de “emergencia” con el tiempo. Por ejemplo, durante la ola Delta y antes de las vacunas, la emergencia era la mortalidad. Pero durante Ómicron, la emergencia era la capacidad hospitalaria. Algunos discuten que la siguiente emergencia ya se está forjando: la morbilidad debida al COVID persistente. Nuestra definición de emergencia cambiará, haciendo incluso más difícil para nosotros definir colectivamente el “final” de una emergencia.
Psicología. En una serie de encuestas, está claro que la a la mitad del país le gustaría pasar página de este virus. En una encuesta, el 55% de los votantes pensaba que COVID-19 debería ser “tratada como una enfermedad endémica que nunca va a desaparecer” mientras que un 38% decía que debería ser “tratada como una emergencia de salud pública”. La fatiga pandémica es real. La gente está perdiendo la esperanza. Y, el nivel de riesgo individual es bajo, así que la amenaza a nivel de población se siente como algo distante. Nuestro mentalidad nacional juega un papel muy importante a la hora de definir nuestro umbral colectivo para SARS-CoV-2.
Sin garantías ni confianza. Durante el pico de Ómicron, Dinamarca declaró el fin de la emergencia. No me sorprendió ya que tenían altas tasas de vacunación, la capacidad de monitorizar el virus con datos muy completos, y las garantías de una amplia red de servicios de apoyo social, como bajas laborales pagadas, etc. Más del 90% de los daneses aprobaron el fin del estado de emergencia. En Australia, la confianza en la red pública les permitió esquivar las muertes hasta que la gran mayoría de la población estuvo vacunada. Pero en Estados Unidos no tenemos ni garantías ni confianza. Por ello, la decisión de terminar una emergencia de salud pública en Estados Unidos es particularmente difícil, ya que significa abandonar a la gente y confiar en las instituciones.
Es importante hacer esto bien
¿Por qué nos importa si estamos o no en una emergencia? Desde el punto de vista práctico, definir una emergencia es realmente importante para obtener fondos y por consiguiente seguir teniendo la capacidad de pelear. La actual declaración de emergencia pública, por ejemplo, se extiende hasta el 15 de julio de 2022. La Administración Biden prometió avisar a los estados con 60 días de antelación, y eso era hace dos días. Me sorprendería mucho que terminaran la emergencia en medio de una ola, pero como he escrito en los párrafos superiores, no hay una respuesta clara.
Como expuso claramente la Fundación Kaiser Family, que la emergencia desaparezca será un asunto importante. Veremos cambios en casi todos los aspectos de la respuesta a esta pandemia, como se ve en el guión siguiente. En conjunto, será cada vez más difícil enfrentarnos a este virus y cada vez más fácil aceptar el actual estado de cosas como “normal”.
Simultáneamente, la Casa Blanca está tratando de impulsar dos paquetes de fondos para preparación frente a pandemias. Esto necesita salir adelante, pero no está claro que el público vaya a priorizar la preparación frente a una pandemia si no estamos en una emergencia (parece que tenemos un problema de memoria a corto plazo). Si no se asignan fondos para la preparación frente una pandemia, el sistema de salud pública de Estados Unidos seguirá el ciclo fatal y agotador de pánico y negligencia experimentados durante décadas. Pero ¿es esto razón suficiente para declarar una emergencia?
En resumidas cuentas
Estamos en una fase extraña de la pandemia–atrapados en algún lugar entre la epidemia de emergencia y la endemia de la enfermedad manejable, determinado según el tira y afloja de factores epidemiológicos, culturales, políticos y psicológicos. Estamos decidiendo dónde vamos a colocar a SARS-CoV-2 entre nuestro repertorio de amenazas. No está nada claro qué pensar, a quién escuchar o qué hacer ahora mismo. Y estamos cansados.
Sea lo que sea, no pierda la esperanza. Incluso si esta emergencia termina oficial o no oficialmente, no necesitamos rendirnos ante un virus que se cobra más de 150.000 muertes al año. No tenemos que aceptar ponernos enfermos cada 6 meses. Nosotros decidiremos, como nación, lo que estamos dispuestos a aceptar de SARS-CoV-2 según nuestras decisiones a nivel nacional (¿los negocios deben mejorar la ventilación y la filtración?¿podemos recuperar la confianza del público?) y decisiones a nivel individual (¿usamos test de antígenos para interrumpir las cadenas de transmisión? ¿llevamos mascarilla durante una ola? ¿nos vacunamos?). Cada día contestamos, consciente o inconscientemente, a la pregunta de si estamos o no en una emergencia. Sí, el virus cambiará, pero la decisión de qué pase a continuación es en gran parte nuestra.
Love, YLE
Pssst esta semana hemos recibido más herramientas de ayuda:
Puede pedir 8 test de antígenos más para recibirlos en su casa. Vaya a la página web de USPS ahora.
Esta semana la FDA aprobó las dosis de refuerzo para los de 5-11 años, pero lo tienen que aprobar los CDC. Se reúnen el jueves y se debería aprobar rápidamente a partir de ahí.
La FDA aprobó un test 3 en 1 que valora COVID, gripe y VRS. Las muestras se tienen que enviar por correo para hacer el test (lo que cuestiona la viabilidad) pero sin duda un paso en la dirección adecuada.
Tu Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, trabaja en un centro de estudios políticos independiente, y por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos. Este boletín informativo es gratis gracias al apoyo generoso de los miembros de la comunidad YLE. Para contribuir a este esfuerzo, por favor suscríbase aquí: