Las vacunas no causan autismo. Entonces ¿qué lo causa?
Otro estudio de los CDC es un despilfarro. Las tasas de autismo están aumentando por factores complicados.
Las vacunas, incluida la vacuna MMR (triple vírica), no causan autismo. Esto ha sido estudiado minuciosamente: más de 25 estudios epidemiológicos, incluyendo un análisis fantástico de 2019 con más de 600.000 niños en Dinamarca, han refutado cualquier vínculo. Tampoco hay plausibilidad biológica: ningún componente de la vacuna puede alterar las conexiones neuronales, y la mayoría de los cambios cerebrales asociados con el autismo ocurren en el útero, mucho antes de que el niño reciba las vacunas.
Sin embargo, a los CDC se les ha encomendado la tarea de realizar otro estudio más sobre esta cuestión. Algo que perjudica tanto a padres como a médicos, cuando lo que necesitan son respuestas sobre el autismo, y no revivir falsedades que siguen desviando la atención de las preguntas de las que necesitamos respuestas.
Si las vacunas no causan autismo, ¿qué lo causa? ¿están aumentando las tasas? Profundicemos.
Las tasas de autismo están aumentando, pero medir ese aumento es complicado
El autismo es un espectro de diferencias de desarrollo que pueden presentarse de varias maneras. Nuestra comprensión del autismo ha evolucionado y también la forma en que lo diagnosticamos.
Unos pocos estudios pequeños realizados en las décadas de los 60 y los 70, cuando el autismo se definía de manera mucho más estricta, estimaron que entre 2 y 5 de cada 10.000 niños eran diagnosticados con autismo. En el año 2000, esa cifra había aumentado a 66 por cada 10.000 niños estadounidenses. Desde entonces, las tasas estimadas a partir de una serie de estudios continúan aumentando. (Vea el gráfico a continuación.) Esta tendencia no se limita a los EE. UU.: otros países, incluidos los de Escandinavia y el Reino Unido, informan aumentos similares.
Sin embargo, rastrear las tendencias del autismo a lo largo del tiempo es un desafío. A diferencia de las afecciones diagnosticadas con un análisis de sangre, el autismo se identifica mediante evaluaciones de comportamiento, lo que significa que los cambios en la forma en que lo definimos y diagnosticamos pueden influir en las tasas informadas. Las investigaciones han encontrado que varios factores han contribuido al aumento de los diagnósticos de autismo:
Cambios en los criterios diagnósticos: Un estudio encontró que incluir casos más leves representaba el 56% del aumento de casos en niños de California en la década de los noventa. Otro estudio en Dinamarca encontró que los cambios en el reporte de informes podrían explicar hasta el 60% del aumento de 1980 a 1991. Los últimos cambios importantes de diagnóstico, que se realizaron en 2013, no se han estudiado en su totalidad.
Cambios en las políticas: Un estudio de 2016 encontró que los diagnósticos de autismo aumentaron en los estados que implementaron mandatos de seguros médicos para terapias conductuales específicas del autismo.
Mayor concienciación: Un estudio descubrió que los niños que vivían cerca de un niño con un diagnóstico de autismo tenían más probabilidades de ser diagnosticados ellos mismos, probablemente debido a un mayor conocimiento de los padres.
Estos factores impulsan en gran medida el aumento del autismo, pero puede que haya algo más. La Red de seguimiento del autismo y las discapacidades del desarrollo (ADDM, por sus siglas en inglés) de los CDC, que ha seguido las tasas de autismo utilizando el mismo método desde el año 2000, también ha visto un aumento del autismo. Esto sugiere un aumento real en la prevalencia del autismo, hasta cierto punto, no sólo una mejor detección.
No sabemos qué causa el autismo, pero estamos cada vez más cerca
El autismo tiene sus raíces en el desarrollo del cerebro. Si bien la base neurocientífica todavía está siendo dibujada, sabemos que algunos cerebros autistas muestran diferencias en el crecimiento neuronal y su conectividad: diferencias que se originan en el útero, cuando el cerebro se está formando durante el primer trimestre.
Entonces, ¿por qué algunos cerebros en desarrollo siguen este camino y otros no? Un 85% del riesgo proviene de sus genes. Por tanto, las exposiciones ambientales pueden actuar como desencadenantes, incluyendo:
Edad avanzada de los padres. Muchos estudios sugieren que tanto la edad paterna como la materna avanzadas son factores de riesgo para el autismo, ya que la probabilidad de mutaciones espontáneas en los espermatozoides y los óvulos aumenta a medida que las personas envejecen. Sin embargo, incluso un estudio de 2016 sugirió que las madres más jóvenes (las menores de 20 años) tienen mayores probabilidades de tener un hijo con TEA.
Los bebés prematuros tienen más probabilidad de ser diagnosticados con autismo.
Los medicamentos durante el embarazo, como ácido valproico y talidomida, durante el primer trimestre del embarazo.
Inflamación materna. Las infecciones, las fiebres altas o la activación inmune durante el embarazo pueden influir.
Y otros, incluyendo la deficiencia de ácido fólico, la obesidad durante el embarazo y la contaminación del aire.
Otro estudio de los CDC sobre vacunas y autismo es un desperdicio de recursos
La semana pasada, surgieron informes de que los CDC habían recibido instrucciones para realizar otro estudio más sobre si las vacunas, en particular la triple vírica, están relacionadas con el autismo. Esto se produce a pesar de que estudios rigurosos en todo el mundo no han encontrado ninguna conexión. Tampoco hay ninguna nueva señal de seguridad que sugiera que algo nuevo esté sucediendo.
Al parecer, según el informe del Washington Post, los CDC planean utilizar datos de su Vaccine Safety Datalink (VSD, base de datos sobre seguridad en vacunas). Esta base de datos se ha utilizado para identificar señales de seguridad en tiempo real, como la inflamación del corazón con vacunas de COVID-19 en adolescentes. Pero usarlo para ver si existe un vínculo entre las vacunas y el autismo presenta un montón de desafíos, incluyendo:
La base de datos tiene tasas de cobertura de vacunación más altas que las estimaciones nacionales.
Es posible que VSD no capture algunas vacunas.
Las personas no vacunadas en la base de datos pueden diferir de la población estadounidense no vacunada en general en una serie de comportamientos y antecedentes médicos o socioeconómicos.
Definir y diagnosticar el autismo es complejo debido a la variabilidad de la afección.
Si bien la vigilancia de la seguridad de las vacunas siempre es necesaria, este estudio en particular alimenta una narrativa falsa de que algo sigue sin resolverse. No es así. No se puede ignorar el momento: este estudio se anunció justo cuando RFK Jr., que ha pasado décadas sembrando dudas sobre las vacunas, fue nombrado secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés). La comunidad en torno al autismo continúa expresando preocupación por que se utilice como motivo para evitar la vacunación.
Lo más crítico es que este estudio desvía la atención de las preguntas que importan. No existen curas para el autismo ni tratamientos que lo reviertan, y los padres necesitan respuestas reales, respuestas que podrían surgir invirtiendo en investigaciones sobre sus verdaderas causas en lugar de repetir mitos desacreditados. Desvía la atención de las necesidades: educación, servicios, investigación médica y compasión y comprensión.
En resumidas cuentas
Los diagnósticos de autismo han aumentado a nivel mundial durante los últimos 60 años. La mayor parte de este aumento se debe a cambios en la forma en cuanto a lo definimos y diagnosticamos, pero incluso el seguimiento estandarizado sugiere un aumento.
Lo que sí sabemos es que las vacunas no tienen nada que ver con eso. Y cada dólar gastado en la búsqueda de ese vínculo refutado es un dólar no gastado en investigaciones que sí podrían ayudar a padres e hijos.
Love,
YLE y Andrea T.
Andrea Tamayo es periodista independiente de ciencia y salud con una Maestría en Comunicación Científica de la Universidad de California, Santa Cruz. En YLE, también ayuda a traducir cuentos al español para Su Epidemiólogo Local. Puedes encontrar más de sus historias en andreactamayo.com.
Your Local Epidemiologist (YLE, Su Epidemiólogo Local) está fundada y operada por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH PhD, epidemióloga, esposa y madre de dos niñas pequeñas. YLE llega a más de 280.000 personas en más de 132 países y cuenta con un equipo de 11 personas cuyo objetivo principal es "traducir" la ciencia de la salud pública en constante evolución para que las personas estén bien equipadas para tomar decisiones basadas en la evidencia.
La versión en español está preparada y traducida por Maria Zoco y Andrea Tamayo, del equipo YLE. Este boletín es gratuito para todos, gracias al generoso apoyo de otros miembros de la comunidad YLE. Para apoyar el esfuerzo, suscríbase o actualice su suscripción a una de pago: