Miniserie de COVID persistente: predictores y tratamiento
Esta semana estoy investigando el COVID persistente a fondo. Esta miniserie consta de cinco posts en total, pero si soy sincera no podía seguir ese ritmo así que voy a combinar los números 4 y 5. Éste es el último post de la serie.
En epidemiología, uno de los trabajos más importantes es descubrir patrones de enfermedades. Si encontramos un patrón, podemos predecir la enfermedad. Y si se puede predecir, se puede prevenir y/o tratar. Por ello, no solo nos interesa cuánta gente se enferma, sino quién se enferma.
Estos dos últimos años, los científicos han intentado averiguar los patrones del COVID persistente. Hemos descubierto algunos patrones muy interesantes…
Mujeres
Una de las primeras pistas que recibimos fue que las mujeres reportaron COVID persistente mucho más que los hombres. Un estudio francés de hospitalizaciones encontró que entre mayo y julio de 2020 las mujeres superaron en número a los hombres, 4 a 1, en reportar COVID persistente. Las mujeres eran mucho más jóvenes comparadas con los que no desarrollaban COVID persistente–una media de 40 años. Desde entonces, muchos más estudios por el mundo han confirmado este hallazgo. Más recientemente hemos visto como chicas adolescentes han reportado COVID persistente 12 meses después de la infección lo que no ha ocurrido igual con los chicos.
Se están considerando tres teorías:
Autoinmunidad. Cada vez es más evidente que el COVID persistente se debe a la autoinmunidad (vean más a continuación). La autoinmunidad es mucho más frecuente en mujeres que en hombres. Un estudio estimó que el 80% de todos los pacientes diagnosticados con una enfermedad autoinmune son mujeres. Así que más autoinmunidad = más COVID persistente.
Hipótesis de la compensación por embarazo. Esta teoría sugiere que con el tiempo la mujeres más jóvenes (esto es, en edad reproductiva) han evolucionado hacia tener respuestas inmunes más activas cuando se les presenta un virus, como protección durante el embarazo. Cuando el virus perdura en reservorios, las mujeres jóvenes que de por sí tienen respuestas inmunes más intensas, desencadenan aún más respuesta. Esto resulta en más síntomas de COVID persistente.
Consultar con un médico. Y aquí entra en juego el comportamiento. Antes de la pandemia, en general, ya era más probable que las mujeres acudieran al médico que los hombres. Aunque esto puede que solo tenga un papel menor en COVID persistente. La Fundación Kaiser Family encontró que la pandemia revirtió esta asociación––era menos probable que las mujeres recibieran cuidados preventivos que los hombres.
Comorbilidad: diabetes y asma
También estamos descubriendo patrones de COVID persistente con la diabetes. De forma interesante, la relación parece bidireccional: el COVID parece causar diabetes tipo 2 y la diabetes tipo 2 parece causar COVID persistente. Por ejemplo:
COVID→ Diabetes: En un estudio de JAMA que incluyó más de dos millones de personas, la incidencia de diabetes tipo 2 fue casi el doble de alta entre los que habían dado positivo para COVID-19 que para aquéllos que habían dado negativo.
Diabetes→COVID persistente: en otro estudio influyente, los investigadores encontraron que aquéllos con diabetes tipo 2 tenían más probabilidades de tener COVID persistente 2-3 meses tras la infección inicial.
También se ha encontrado relación entre asma y COVID persistente. El primer estudio que encontró esta relación fue en marzo de 2021, siendo el asma la única enfermedad preexistente asociada de forma significativa con COVID persistente después de 28 días. Le siguió otro estudio importante que encontró que el 56% de los pacientes asmáticos reportaban COVID persistente, incluyendo dificultad respiratoria (mire el gráfico siguiente). La relación entre asma y COVID persistente es compleja, y en palabras de los autores del segundo estudio: “no está claro hasta qué punto [ los síntomas persistentes ] se deben a uno de los múltiples procesos patológicos implicados en COVID persistente, al asma desestabilizado, o a una combinación de factores.
Carga viral
Sabemos hace tiempo que la carga viral de SARS-CoV-2 puede predecir la enfermedad severa por COVID19. Uno de los laboratorios líderes en virología, el de la Dra. Iwasaki en Yale, encontró que la carga viral en los test de saliva predecía la severidad de los casos de COVID-19, como la mortalidad. Esto no sorprendió mucho porque hemos visto el mismo fenómeno con SARS y MERS.
Ahora también sabemos que la carga viral puede predecir COVID persistente. Un estudio reciente ha encontrado que el nivel de coronavirus ARN en la sangre en los inicios de la infección predice de manera positiva el desarrollo de COVID persistente tres meses después.
Presencia del VEB y anticuerpos
Los autoanticuerpos se generan como parte de la respuesta inmune a la infección. El problema es que ciertos autoanticuerpos pueden comenzar a atacar a nuestro propio cuerpo por error, porque ven a las células buenas como intrusas, cuando no lo son. Hemos visto esto con otros virus, como el de Epstein-Barr (VEB), que aumenta la producción de autoanticuerpos y por tanto puede conducir a desarrollar esclerosis múltiple.
Un estudio reciente evaluó si el VEB y los autoanticuerpos están elevados entre pacientes con COVID persistente. Al comienzo, el 14% de los pacientes tuvieron reactivación de VEB. Encontraron que estos pacientes tenían significativamente más probabilidades de tener estos dos síntomas de COVID persistente tres meses después de la infección: fatiga y tos productiva.
También encontraron que la presencia de autoanticuerpos en el momento de la infección predecía de forma positiva la presencia de síntomas de COVID persistente. Esto sugiere que los pacientes pueden estar predispuestos a COVID persistente desde fases tempranas de la infección.
Firma de anticuerpo
Otro factor de riesgo incluye niveles bajos de ciertos anticuerpos. En un estudio reciente unos científicos evaluaron 175 pacientes con COVID19 y los compararon con 40 controles sanos, monitorizando su salud durante un año. Aquéllos que desarrollaron COVID persistente tuvieron niveles más bajos de anticuerpos IgM e IgG3.
Estos mismos científicos crearon entonces un algoritmo, o una puntuación de COVID persistente llamada “firma de anticuerpo”(antibody signature). Este algoritmo predijo con exactitud el COVID persistente en una muestra separada de 395 pacientes. Esto tiene unas implicaciones fascinantes porque puede ser utilizado por los clínicos del hospital para la identificación temprana de los pacientes con riesgo más elevado de desarrollar COVID persistente. O, esta “firma o marca de anticuerpo” podría utilizarse para decidir quién necesita ciertos tratamientos, como inmunoglobulinas.
Para desarrollar tratamientos eficaces es esencial que entendamos claramente la carga de enfermedad, los patrones epidemiológicos y los mecanismos biológicos que producen COVID persistente. Como una crónica reciente de UCLA resumió:
“Necesitamos datos e información rigurosos que apoyen el diagnóstico preciso antes de que los pacientes puedan recibir cuidados de apoyo y terapias específicas para la enfermedad”
Los patrones descritos en la primera mitad de este post están comenzando a generar hipótesis para el tratamiento. Por ejemplo, ¿Podría el tratamiento precoz con inmunoglobulinas prevenir el COVID persistente en aquéllos con una particular “firma de anticuerpo”? O ¿Podrían otras terapias aliviar otros síntomas de COVID?
Algunas de estas hipótesis han comenzado a probarse. Por ejemplo, los resultados de un estudio se presentaron en la conferencia Cardiovascular Summit del American College of Cardiology el mes pasado. Un grupo científico evaluó el impacto de la contrapulsación externa mejorada (CPEM) entre 50 supervivientes de COVID-19. La CPEM utiliza manguitos de presión en pantorrillas, muslos y glúteos que se inflan y desinflan para aumentar el flujo de sangre oxigenada al corazón, el cerebro y el resto del cuerpo. Las sesiones duraron más de siete semanas. Al final, todos los síntomas de COVID persistente como fatiga, dificultad para respirar y molestias en el pecho, mejoraron.
Mientras intentamos encontrar soluciones basadas en la evidencia tan rápido como sea posible, ya hay ayuda disponible para los pacientes en este momento. Se han abierto clínicas de COVID persistente por todo el país y todo el mundo. Estas clínicas están abordando el tratamiento de forma integral. No habrá una pastilla única que cure a todos los pacientes de COVID persistente, ya que el espectro de síntomas es amplio, y los mecanismos que causan estos síntomas son muy variados. Un abordaje multidisciplinario es clave. Hay una gran base de datos de clínicas de COVID persistente en este enlace (debajo tienen una captura de pantalla).
Hay muchos grupos de apoyo en las redes sociales. La página web survivorcorps.org es una de las mejores que he visto. Como dicen su página, “Uno de los movimientos de base más grandes y de mayor crecimiento que conecta, apoya, educa, motiva y moviliza a los sobrevivientes de COVID-19 para apoyar toda la investigación médica, científica y académica”. Aquí hay otra página web fantástica de COVID persistente, especialmente para niños.
En resumidas cuentas
Hay mucho que no sabemos todavía de COVID persistente pero estamos identificando algunos patrones que ayudarán a desarrollar tratamientos basados en la evidencia. Si usted tiene COVID persistente, no pierda la esperanza. Las clínicas de COVID persistente y los grupos de apoyo pueden ayudarle. Y cada día tenemos más respuestas.
Esta es la conclusión de la miniserie de COVID persistente. Espero haberles abierto los ojos a los millones que siguen peleando por su salud después de la infección. Espero que ilumine acerca de los muchos científicos que están trabajando duro para encontrar respuestas y soluciones. Y espero que sea una razón más para tomarse el virus seriamente.
Love, YLE