Preparación para una pandemia: Corea del Sur, Vietnam y....¿Estados Unidos?
Los Estados Unidos están en un momento crucial en el que poder aprender de nuestros errores para prepararnos para futuras mutaciones y amenazas a la salud pública. Durante décadas hemos descuidado la salud pública, lo que nos dejó una infraestructura fragmentada, obsoleta y sin suficiente personal para enfrentarnos a SARS-CoV-2. Esto, junto con una muy pobre labor de comunicación, disparidades en salud y baja cobertura sanitaria nos ha llevado a perder 1.000.000 de americanos en dos años. Si no aprendemos de nuestros errores continuaremos con un “ciclo mortal de pánico y abandono”.
Otros países, como Corea del Sur y Vietnam, han tenido respuestas muy eficaces a SARS-CoV-2. Esto ha sido así porque aprendieron de respuestas defectuosas a otras epidemias, como MERS y SARS. Al prepararse, han sido capaces de salvar cientos de miles de vidas durante la pandemia de SARS-CoV-2.
La lección de Corea del Sur
En 2015, Corea del Sur fue golpeada por el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés) por un viajero que regresaba de Oriente Medio. El brote surcoreano supuso 186 casos confirmados, 16,752 presuntos casos y 38 muertes. Todo ello a través de 5 eventos superpropagadores y/o pacientes expuestos entre 16 hospitales. La epidemia surcoreana de MERS fue la segunda más grave fuera de la Península de Arabia. Aunque la epidemia solo duró 2 meses, cerca de 17.000 personas fueron puestas en cuarentena, muchos surcoreanos vivieron con miedo, y la pérdida económica fue elevada: 9.3 trillones de won surcoreanos (~8.5 billones de dólares estadounidenses).
Después de la epidemia, el gobierno surcoreano hizo 48 reformas para impulsar su preparación y capacidad de respuesta en salud pública. Puede leerlas aquí, ya que son amplias, aunque brevemente los cambios se agrupan en cuatro categorías.
Detección. Sistema de respuesta inicial, como un Centro de Operaciones de Emergencia 24/7 y un Equipo de Respuesta Inmediata, para frenar los brotes de enfermedades infecciosas emergentes, y para asegurarse de que si algún tipo de enfermedad infecciosa estalla, la propagación se controle en la etapa inicial.
Tratamiento. Un sistema especializado de diagnóstico y tratamiento, que incluye instalaciones para cuarentenas; aumento de la capacidad de los laboratorios para hacer pruebas diagnósticas; y fondos para el desarrollo de vacunas y medicaciones. Todo esto podría detectar y prevenir un brote de una enfermedad infecciosa emergente.
Asistencia médica. Mejora de las instalaciones en los centros médicos, para reducir la propagación entre hospitales, con más habitaciones de presión negativa y habitaciones de aislamiento, lo que implicó aumentar el número de camas y contratar más especialistas en enfermedades infecciosas.
Infraestructura. Colaboración comunitaria entre centros médicos y gobiernos locales. Esto incluyó la reestructuración de los CDC surcoreanos.
Corea del Sur tenía ya una buena columna vertebral para sustentar estos cambios con un sólido sistema de seguro médico y amplios recursos humanos y de infraestructuras.
Así que, cuando SARS-CoV-2 golpeó, Corea del Sur estaba más que preparada. Su primer caso fue en enero de 2020. Rápidamente, fueron capaces de detectar, contener y tratar todos los casos de COVID19. Hicieron uso de una combinación de tecnología y normas de cuarentena estrictas, pero también de apoyo. Por ejemplo, los que estaban en cuarentena tenían un administrador de su caso que se ocupaba de proporcionar entregas de comida, artículos de aseo personal, apoyo psicológico si era necesario y servicios multimedia para mantenerse entretenidos. El 6 de mayo, las órdenes se levantaron y para el 20 de mayo las escuelas estaban de nuevo abiertas.
Ha habido pequeños brotes desde entonces, pero se han contenido. Al mismo tiempo, están vacunando y hoy en día, el 88% de la población está vacunada. Aunque actualmente están experimentando el mayor brote hasta la fecha, su mortalidad acumulada es mínima comparada con la de Estados Unidos. Su preparación, la rapidez de su respuesta y su campaña de vacunación han salvado y seguirán salvando cientos de miles de vidas en Corea del Sur.
La lección de Vietnam
Vietnam es otro ejemplo interesante. Durante la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), Vietnam fue el segundo país, después de China, en enfrentarse a SARS y uno de los cuatro países más afectados. En un plazo de 100 días, tuvieron 63 casos y una tasa de letalidad del 8%.
Después de la epidemia, Vietnam reforzó su salud pública con el fin de prepararse para el siguiente brote. Específicamente, Vietnam aumentó el gasto per cápita en salud pública a un 9% al año. Con este desembolso, mejoraron su infraestructura de salud pública, desarrollaron un centro de operaciones para emergencias y mejoraron el sistema nacional de monitorización de enfermedades. Algo que igualmente desarrollaron fue un sistema de datos centralizado y en tiempo real, en el que los hospitales deben reportar cualquier enfermedad infecciosa para una oportuna monitorización epidemiológica.
Esta inversión preparó a Vietnam para la llegada de SARS-CoV-2, que se reportó por primera vez el 23 de enero de 2020. Hogar de 100 millones de personas y con una frontera de 1.400 km con China, se creyó que Vietnam era altamente vulnerable a SARS-CoV-2. Pero hicieron uso de su bien equipado sistema sanitario para hacer cuatro cosas: respuesta precoz; rastreo de contactos y pruebas diagnósticas; cuarentena; y comunicación clara. En conjunto, más del 90% de los vietnamitas reportaron que su gobierno respondió muy bien o bastante bien. Lo que a la larga salvó muchas vidas.
¿La lección de los Estados Unidos….?
A corto plazo, los fondos para COVID19 del gobierno federal se terminarán pronto, ya que un proyecto de ley de gasto de 22.5 billones de dólares se paralizó la semana pasada. (debería haber otro proyecto de ley independiente para financiar COVID, pero como reportó NPR, no se espera que pase del Senado). Esto significa que el gobierno no podrá comprar más antivirales, habrá que reducir los tratamientos preventivos para inmunocomprometidos, se terminará la financiación para anticuerpos monoclonales, y se contendrá la nueva generación de vacunas.
A largo plazo, no parece que en los Estados Unidos haya una conversación acerca de la preparación para una pandemia. Un comité del Congreso se reunió esta semana para hablar de un proyecto de ley bipartidista de preparación y respuesta a pandemias llamado PREVENT Pandemics Act, de 2 billones de dólares. Esto llega después de que la Casa Blanca propusiera un plan de preparación de 65 billones. Como puede ver en el gráfico inferior, la cantidad de dinero de cada categoría se ha reducido significativamente y muchas cosas han sido completamente eliminadas. Lo que sí se han añadido son la mejora de la comunicación en salud pública y un plan para combatir la desinformación (quizás el Congreso vio mi critica del verano pasado de que esto faltaba claramente). PREVENT Act propone también la creación de una Oficina de Preparación y Respuesta a la pandemia (OPPRP). Esto situaría la preparación frente a una pandemia en el centro de atención. ( y permitiría trabajar en el futuro con la Oficina de Gestión y Presupuestos para solicitar más fondos).
Ayer, PREVENT Act salió del comité con enmiendas y una votación 20-2. Irá ahora al Senado y a la Cámara de Representantes.
Pero, ¿son 2 billones de dólares suficientes para el cambio sustancial y a largo plazo que necesitamos dada la gravedad de las vidas que se han perdido? Como dijo Nikki Teran elocuentemente:
“El coste total de la pandemia en los Estados Unidos se estima en 16 trillones de dólares. Incluso si una pandemia de esta magnitud solo ocurre una vez cada cien años, merecería la pena para el gobierno gastar 160 billones al año en prevenir la próxima pandemia. Como referencia, los Estados Unidos gastan 175 billones de dólares al año en antiterrorismo. A pesar de tener un número de muertes igual que las del 11 de septiembre cada día durante gran parte de la pandemia, el gobierno no ha reaccionado ni siquiera para actuar de forma proporcionada”.
Otra epidemia ocurrirá en suelo americano antes de 100 años también. Desde la gripe española, hemos visto nuevas enfermedades emerger más y más rápidamente debido al cambio climático y a la globalización.
En Estados Unidos, olvidarse de SARS-CoV-2 sin prepararse o invertir en el futuro será un gravísimo error. No solo por la próxima ola de SARS-CoV-2 sino por virus y emergencias de salud pública futuras. Las epidemias se pueden contener y cientos de miles de vidas se pueden salvar. Solo necesitamos aprender de nuestros errores, como han hecho otros en el pasado.