Redes sociales, ataques terroristas, guerra y trauma vicario
La salud pública toca todos los aspectos de nuestras vidas, no solo durante una pandemia y no solo en relación a enfermedades infecciosas. Gracias a sus respuestas, esta publicación seguirá ofreciendo actualizaciones de Covid-19 y abordará otros temas de salud pública, como la salud mental. Para elegir de qué temas quiere recibir información, siga este enlace.
El lado más oscuro de la humanidad sigue desplegándose en la guerra de Israel y Hamas—millones de personas afrontan dolor, sufrimiento, separación, miedo, pérdida, hambre, sed, enfermedad y desesperación. Es devastador.
Ser testigo de estas experiencias no es comparable a vivirlas en primera persona, pero, a su manera, es implacable. Y, nunca ha habido tanta cobertura del terror y el horror en redes sociales. Las fotos. Los detalles. Los actos atroces. La exposición constante. Los insultos, que van con ello.
Puede provocar tristeza profunda, estrés considerable y trauma vicario de amplio alcance y, potencialmente, de larga duración.
Me he asociado con una amiga y colega, la Dra. Julie Kaplow, una psicóloga especializada en el estudio y el tratamiento del trauma y el duelo, para profundizar en lo que hemos aprendido de otros sucesos traumáticos, a quién afecta más la cobertura de los medios, y qué podemos hacer a nivel individual para disminuir el impacto.
¿Qué es el trauma vicario?
Los sucesos pueden afectar negativamente a gente a miles de kilómetros de distancia, especialmente cuando implica ser testigos de miedo, pánico, duelo y terror que otros han experimentado. Es el “coste de la empatía”:
Empatizamos con las víctimas y esto nos hace “sentir su dolor”.
Puede que nos sintamos amenazados directamente, cuando nos relacionamos de alguna forma con aquellos más afectados: “este podría ser yo” o “este voy a ser yo”.
Nos sentimos inútiles, incapaces para poder hacer algo.
Tras la exposición a las imágenes angustiantes de estos sucesos, nuestras actitudes y visión del mundo cambian. Esto es trauma vicario: el impacto psicológico de la exposición pasiva a eventos traumáticos. Si no se identifica, y en algunos casos, trata, puede producir depresión, ansiedad, TEPT (trastorno por estrés postraumático, o PTSD por sus siglas en inglés), aislamiento social, abuso de sustancias o pensamientos suicidas.
¿Cuánta gente lo sufre?
Estimarlo es un reto. Algunos estudios encuentran que una de cada 30 personas en la población general, otros estudios encuentran algo más, una de cada 8, y en algunos hasta una de cada 4.
Independientemente del número exacto, sí parece dar lugar a un aumento de la necesidad de asistencia en salud mental. Un estudio de Lancet encontró que el consumo abundante de redes sociales después de este tipo de eventos puede traducirse en un exceso del 12% de la carga de servicios de salud mental.
La prevalencia varía porque dependiendo de cómo se mida el trauma vicario o dónde se estudie. Aunque, quizás de manera más importante, el alcance del sufrimiento depende de la dosis de la exposición y los factores sociodemográficos predisponentes.
Dosis: la cantidad de exposición a redes sociales es importante
La cobertura generalizada de la guerra, y particularmente del terrorismo, por los medios, tiene efectos perjudiciales en la salud mental y física. Y, cuanto más interactúa usted con las redes sociales y la televisión, mayor es el impacto negativo. Lo hemos visto una y otra vez reflejado en la literatura con eventos anteriores:
En un estudio israelí de 2014, cuanto mayor exposición a los medios tras ataques terroristas, más altos los niveles de angustia y estrés postraumático.
Después del 11 de septiembre (11S), aquellos que vieron más de 4 horas de cobertura en televisión diariamente tuvieron mayor probabilidad de experimentar estrés agudo.
Después del 11 S, exposiciones tempranas frecuentes a contenido televisivo relacionado con el 11S, predijo síntomas de estrés postraumático y problemas de salud física dos a tres años después.
Tras los atentados de la maratón de Boston, la exposición repetida a noticias de bombardeos se asoció con mayor estrés que la exposición directa. El estrés agudo aumentó constantemente con la exposición sucesiva a los medios.
Lamentablemente, la mayor parte de las investigaciones se han centrado en la exposición a través de la televisión. Por ejemplo, en una revisión sistemática, el 97% de los estudios se referían a ver la televisión. Por supuesto, el panorama informativo ha cambiado. Las redes sociales no son imparciales, la desinformación está descontrolada, y la exposición puede ser inesperada (por ejemplo, encontrándose con fotos espantosas mientras se está mirando un feed de animales de compañía).
Algunos estudios recientes han intentado completar los huecos de información. Un estudio de simulación encontró que la prevalencia de TEPT casi se duplicó tras compartir un video de un ataque terrorista en redes sociales comparado con la televisión.
Predictores sociodemográficos
Todo el mundo puede experimentar trauma vicario, pero ciertos grupos sociodemográficos tienen mayor riesgo:
Identidad social compartida. Un estudio del ataque terrorista a la discoteca club encontró que las personas que se identificaban como Hispanas o LGBTQ tenían mayor probabilidad de desarrollar estrés agudo por exposición a los medios que otros grupos demográficos.
Las mujeres tienen mucho más riesgo. Un estudio en Pakistán encontró que el trauma vicario era particularmente alto entre mujeres adolescentes.
Exposición a trauma o pérdida traumática previa al evento. Su experiencia previa afecta de forma significativa a cómo vive o experimenta un evento actual. Un estudio encontró que la exposición directa al 11S o a Sandy Hook aumentaba la probabilidad de sufrir estrés tras los bombardeos de la maratón de Boston.
¿Qué podemos hacer?
Por supuesto, las redes sociales pueden ejercer un efecto positivo, como aumentar la conectividad. Un estudio encontró que las redes sociales protegían frente al trauma vicario cuando el contenido se enfocaba en los actos heroicos e imágenes de la información sobre el conflicto en sí, más que en el sufrimiento.
Hay un número de cosas que podemos hacer para reducir el trauma vicario al tiempo que nos mantenemos al día con la guerra entre Israel y Hamas.
Apagar el autoplay de videos en redes sociales.
Descansar de redes sociales pasado un tiempo. Ponerse un temporizador.
Prestar atención a cómo nos estamos sintiendo. Si se siente sobrepasado, haga actividades que le permitan relajarse y calmarse.
Busque apoyo en otras personas. Estar al lado de personas que se preocupan por uno es una de las mejores formas de reducir el estrés.
Hable con alguien en quién confíe. Un familiar, un amigo, un clérigo, o persona de su fe, un terapeuta.
Encuentre formas de sertirse útil. Puede ser desde donar a causas que ayuden a ocuparse de las necesidades de los que están sufriendo hasta simplemente llamar a un vecino o amigo que lo esté pasando mal.
Si tiene hijos, monitorice lo que ven o escuchan. La exposición a los medios puede ser aún más estresante y desconcertante para los niños. La ONG Educo y HealthyChildren.org ofrecen buenos recursos para poder hablar de la guerra con los niños.
En resumidas cuentas
Ser testigo de ataques terroristas y guerras, específicamente, puede desencadenar una cascada de trauma colectivo que resulta en trastornos físicos, mentales y emocionales en miles de personas; mucho más allá de lo que podamos pensar. Si usted lo está pasando mal, se siente desbordado, y agotado, sepa que no está solo.
Love, YLE y JK
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Julie Kaplow, PhD, ABPP, es Vicepresidente Ejecutiva de Programas y Políticas de Trauma y Duelo y Directora Ejecutiva del Centro de Trauma y Duelo en el Instituto de Política de Salud Mental Meadows.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, educadora, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en el departamento de medicina social de una universidad.