Transmisión de SARS-CoV-2 en aviones
El lunes, un juez de Florida anuló el mandato del Gobierno federal para el transporte público, que incluye aviones, trenes y autobuses. Varias aerolíneas anunciaron inmediatamente la retirada del uso de mascarillas. Y, siguiendo la moda de esta pandemia, se ha desatado un intenso debate sobre el uso de mascarillas.
Hay preocupaciones de equidad en la salud. Hay preocupaciones legales, como sentar el precedente de que los CDC no tienen autoridad en una emergencia pública. Y hay preocupaciones epidemiológicas.
En particular, he notado una retórica peligrosa acerca de la equivocada percepción de que no hay transmisión en los aviones. Esta desinformación surgió de la sesión del Comité del Senado en la que los CEOs de varias aerolíneas dijeron que “el 99.97% de los patógenos transmitidos por el aire son capturados por los filtros” así que “las mascarillas no sirven para nada”. Aunque su primera afirmación puede ser cierta, la segunda no lo es.
Aquí tienen una revisión de la evidencia científica.
Modos de transmisión
Como he escrito con anterioridad, la filtración y la ventilación son distintas capas de la protección frente a SARS-CoV-2 y otros virus. Los aviones, en particular, tienen sistemas fantásticos que hacen de 10-20 cambios de aire por hora (para dar contexto, en los hospitales se hacen 6 cambios por hora). Un informe del Departamento de Defensa encontró que los sistemas de ventilación y filtración de los aviones reducen el riesgo de exposición a SARS-CoV-2 por aire en un 99%. Es por esto que la transmisión ocurre con menos frecuencia de lo que uno podría esperar intuitivamente dada la cantidad de personas juntas compartiendo aire. Un grupo científico repasó 18 estudios revisados por pares e informes de salud pública de aviones publicados entre el 24 de enero de 2020 al 21 de septiembre de 2020 y concluyeron que ” la transmisión de SARS-CoV-2 puede ocurrir en aeronaves pero es un evento relativamente raro”.
Pero, como cualquier medida de mitigación, la ventilación y la filtración no son perfectas en frenar la transmisión. Esto se debe a dos cosas:
Usted necesita llegar al avión, y muchos espacios, como una zona de embarque abarrotada, no tienen gran ventilación. Además, los sistemas de filtración no están en funcionamiento durante el embarque. Uno de mis científicos favoritos experto en aerosoles, Jose Luis Jimenez, documentó los niveles de CO2 en un reciente vuelo internacional. El nivel más alto de CO2 (cuanto más alto el número, peor ventilación) se encontró durante el embarque y rodando hacia la pista de despegue.
SARS-CoV-2 se transmite por aerosoles y microgotas. La filtración es buena para los aerosoles, que flotan y se mantienen en suspensión en el aire por horas. Pero el aire necesita ser filtrada primero. Puede inhalar aerosoles de SARS-CoV-2 antes de que lleguen al filtro. Además, la filtración no es eficaz para microgotas de mayor tamaño, que pueden desplazarse hasta 6 pies, y después caer en el suelo por efecto de la gravedad. Las mascarillas ayudan con las microgotas.
La proximidad importa
Dado que los modos de transmisión difieren, los estudios científicos han demostrado que la proximidad a un caso índice (esto es, la persona originalmente infectada antes de embarcar) en un avión, afecta al riesgo de infección durante el viaje. Un estudio amplio rastreó a los 217 pasajeros y tripulación de un vuelo de 10 horas de Londres a Vietnam en marzo de 2020. En aquel momento, las mascarillas no eran obligatorias ni usadas ampliamente. El caso índice iba en clase business y tenía síntomas (fiebre y tos). Los científicos encontraron que 16 casos se contagiaron en el vuelo (llamados casos secundarios), 12 de ellos iban en clase business. Esto equivale a una tasa de ataque del 75% para la clase business. Dos casos ocurrieron en clase turista y otro más en la tripulación.
Otro estudio valoró un vuelo de Israel a Alemania en marzo de 2020 sin mascarillas. Encontraron que los casos secundarios estaban a dos filas del caso índice.
La importancia de la proximidad es consistente con lo ocurrido en otros brotes en aviones. En una revisión de 14 estudios, los investigadores encontraron un ataque general de la gripe del 7.5%, con un 42% de los casos sentados en una distancia de dos filas del caso índice. Un hallazgo similar se documentó con SARS en un vuelo: 34% de tasa de ataque en una distancia de tres filas del caso índice comparado con un 11% de tasa de ataque entre personas en otros sentadas en otros sitios.
Es importante destacar que hay muchos ejemplos de casos secundarios que no están en proximidad con el caso índice. En el estudio del vuelo Londres-Vietnam, 2 casos no estaban en clase business, sino 15 filas por detrás en turista, y otro fue un miembro de la tripulación en la parte trasera del avión. Otro estudio encontró que 11 personas que contrajeron el virus en el avión estaban fuera de los parámetros habituales (2 filas enfrente y detrás).
Eso es porque la gente se mueve mucho en los aviones
Antes de la pandemia, un grupo científico viajó en 10 vuelos intercontinentales para valorar los comportamientos y movimientos de la gente en los aviones, y el impacto en la transmisión viral. De los 1.296 pasajeros observados, el 38% dejó su asiento una vez, el 13% dos veces, el 11% más de dos veces. En total, un 84% de los pasajeros tuvo un contacto estrecho con un individuo sentado en un radio de más de un metro de ellos. La gente con los mayores contactos estaba sentada en los pasillos comparado con aquéllos sentados en ventanas.
Una podría plantearse la hipótesis de que los pasajeros sentados en pasillo tienen riesgo mayor de infección. Pero un estudio de SARS-CoV-2 encontró exactamente lo opuesto. La tasa de ataque fue mayor para pasajeros en asientos de ventanilla (7 casos/28 pasajeros) comparado con asientos sin ventanilla (4/83). Cabe destacar que los 7 pasajeros de ventanilla nunca dejaron su sitio tampoco. En otro estudio modelo, los científicos encontraron que hay que evitar sentarse al lado de una persona infectada. Seguidamente, hay que evitar sentarse detrás de ellos. Puede que no sea posible elegir en qué sitio sentarse o no.
Las mascarillas ayudan
Independientemente de dónde se siente uno en el avión, la evidencia demuestra que las mascarillas reducen la transmisión.
En una revisión científica de estudios al principio de la pandemia, dos informes de salud pública valoraron las tasas de transmisión durante el uso riguroso de mascarillas.
El primer vuelo tuvo 25 casos índice, pero solo dos casos secundarios. Uno de ellos estaba sentado en una fila junto a cinco casos índice.
En cinco vuelos de las líneas aéreas de los Emiratos, que sirvieron comida a bordo con más de 1.500 pasajeros, no encontraron casos secundarios pese a haber 58 casos índices.
Un gran estudio modelo se publicó en 2021 con unos pocos hallazgos de interés también:
Durante un vuelo de dos horas sin mascarillas, la probabilidad media de infección era del 2%. Pero si uno se sentaba al lado del caso índice, la probabilidad subía al 60%.
Durante un vuelo de 12 horas sin mascarillas, la probabilidad media de infección es del 10% (o 1 de 10). Si uno se sienta al lado del caso índice, la probabilidad subía al 99%.
Si todo el mundo llevaba mascarillas de alta eficiencia durante todo el tiempo, la probabilidad se reducía en un 73%. Si todo el mundo llevaba mascarillas de baja eficiencia, la probabilidad se reducía en un 32%.
Si las mascarillas las llevaban todos los pasajeros excepto durante un servicio de comida de una hora, la probabilidad se reducía un 59% (mascarilla de alta eficiencia) o un 8% (mascarilla de baja eficiencia).
Otro estudio modelo encontró que el impacto positivo de las mascarillas aumentaba cuánto mayor era el número de pasajeros, en un Boeing 737. Con pocos pasajeros, el riesgo era pequeño ya que pocos pasajeros están cerca unos de otros, así que llevar mascarilla no tenía un gran impacto. Pero, conforme el avión se iba llenando, y más pasajeros estaban juntos, el riesgo se acelera. Así, el impacto de las mascarillas era más aparente.
La transmisión en un avión no solo afecta a aquéllos en el avión, sino que tendrá repercusión y afectará a la transmisión comunitaria también. Un estudio valoró un brote en un vuelo internacional que aterrizó en Irlanda en el verano de 2020. Pese a la baja ocupación del vuelo, ocurrieron 13 casos secundarios lo que equivale a una tasa de ataque del 9.8-17.8%. La consiguiente transmisión dio lugar a 59 casos en seis de las ocho regiones sanitarias de Irlanda, lo que requirió supervisión nacional.
En resumidas cuentas
Los aviones tienen sistemas de filtración y ventilación muy buenos y las vacunas son muy eficaces, pero las medidas de mitigación no son perfectas. Lleve su mascarilla mientras viaje. Usted puede controlar su riesgo individual siguiendo una estrategia de mitigación de distintos niveles, pero, aún lo que es más importante, también va a ayudar a los viajeros de alto riesgo y a la comunidad en general. Y, para mí, llevar una mascarilla es un inconveniente mínimo si se trata de buena salud.
Love, YLE