¿Una vacuna anual? Entonces necesitamos mejorar la estrategia
Ayer la Casa Blanca anunció un nuevo plan: una vacuna de COVID-19 al año. La idea es conseguir que disminuya la confusión del público y que mejore la aceptación de la vacuna, al alinearse con la campaña de la vacuna de la gripe. Leyendo entre líneas, creo que esto también es una señal política para salir de la fase de emergencia de SARS-CoV-2.
¿Funcionará un plan de vacunación anual? Quizás. Pero hay mucho más que necesita alinearse con antelación. Y, desde luego, espero que esto no signifique que aceptemos la situación actual con las vacunas.
Las estrellas tienen que alinearse
El plan anual para COVID-19 sigue en gran parte el modelo de la gripe: evaluar las cepas circulantes y según esto, actualizar la vacuna antes de la temporada de gripe. Este modelo funciona para la gripe por tres razones:
La gripe es claramente estacional. La predictibilidad de la gripe nos permite regular las recomendaciones para que las compañías fabricantes de vacunas puedan producirlas y distribuirlas para el invierno. Una temporada de gripe de 6 meses igualmente significa que solo necesitamos que la vacuna cubra los meses de invierno. Así que no importa que la vacuna pierda efecto, pasado ese tiempo, especialmente entre las personas de más edad.
Las mutaciones de la gripe ocurren en un sentido. Como he escrito con anterioridad, el virus de la gripe muta siguiendo un patrón en escalera. Esto permite “predecir” la dirección en la que va a mutar.
La gripe ha existido durante décadas. Esto ha permitido desarrollar y perfeccionar los sistemas de monitorización globales para identificar nuevas cepas.
SARS-CoV-2 está mutando a una velocidad 4 veces mayor que la gripe. No es un virus de temporada o anual. No está mutando siguiendo un patrón en escalera. Y no tenemos sistemas de monitorización establecidos. Anticipamos y esperamos que, con el tiempo, COVID-19 se comporte como la gripe, pero asumir que eso ya ha pasado es prematuro. Creo que es también una apuesta, porque el virus sigue sorprendiéndonos. Cambiar de nuevo la dinámica con el público es arriesgado.
La vacuna bivalente de otoño es también nuestro primer intento de aplicar el modelo de la gripe a SARS-CoV-2. Es nuestro programa piloto. Y realmente necesitamos ver cómo funciona este piloto en el “mundo real” antes de hacer declaraciones de este tipo, la de una dosis anual. Necesitamos los datos, el tiempo y la humildad para decidir. Pasemos primero el invierno.
Mejorar nuestra táctica con las vacunas
El plan de la vacuna anual frente a COVID-19 significa también que la Casa Blanca tiene un objetivo: prevenir la enfermedad severa y la muerte. Y esto lo hace muy bien nuestra primera generación de vacunas. De hecho, estas vacunas han salvado unos 20 millones de vidas en todo el mundo en un año.
Sin embargo, podemos y debemos hacerlo mejor. Esto no quiere decir que tengamos que salir de la pandemia a base de dosis de refuerzo, pero sí que hagamos uso de la innovación y la ciencia para desarrollar la siguiente generación de vacunas, que duren más y/o que prevengan la infección/transmisión. Esto tendría un efecto dominó grande y positivo. Podría enlentecer la transmisión, las mutaciones y la morbilidad (por tanto el COVID-19 persistente). Podría terminar con la pandemia.
La siguiente generación de vacunas incluye:
Vacunas de mucosas. Las vacunas en la mucosa nasal y/u oral ofrecerían más protección frente a la infección y la transmisión (es decir, inmunidad esterilizante). En este momento, hay trece vacunas nasales en desarrollo. Funcionan de forma muy diferente a las vacunas actuales, ya que están dirigidas a obtener inmunidad a nivel de las mucosas. Tenemos tejido mucoso por todo el cuerpo, nariz y garganta incluidas. De hecho, es el mayor componente de nuestro sistema inmune y uno de los primeros lugares de defensa frente a los elementos del mundo exterior. Aportando inmunidad a ese nivel (en vez de en el sistema circulatorio), se puede prevenir la infección en primer lugar. Los datos clínicos son muy prometedores, especialmente si este tipo de vacuna se usa como dosis de refuerzo (en vez de usarse como vacuna primaria). Esta semana se ha aprobado en China la primera dosis de refuerzo contra COVID-19 inhalada, llamada Convidecia Air.
Vacunas pancoronavirus. La mejor opción, después de la inmunidad esterilizante, serían las vacunas específicas de variantes, que duren más. Como he escrito anteriormente, hay varias en desarrollo, pero la que parece ganar la carrera es la de Walter Reed Army Institute of Research que usa una tecnología de nanopartículas. La vacuna presenta una proteína que parece un balón de fútbol (soccer) con diferentes caras. Cada cara representa una parte o variante de un virus. Podemos incluir caras no solo para SARS-CoV-2 sino para otros coronavirus también.
Vacunas combinadas de gripe y COVID-19. Como mínimo necesitamos una vacuna con una fórmula que contenga ambas, la gripe y COVID-19. A principios de este año, Novavax publicó datos de las fases 1/2 de ensayos clínicos con su Vacuna Combinada de COVID-Gripe. Los datos en animales mostraron que esta vacuna funciona bien, y actualmente 642 personas de 50 a 70 años están en Fase 1/2 del ensayo clínico. Si todo va bien, esta vacuna combinada podría estar disponible para la temporada de gripe de 2023. Necesitamos más opciones por si ésta no supera los ensayos clínicos.
Podemos obtener esta nueva generación de vacunas. Están en camino, pero no se puede conseguir sin una inversión por parte del Congreso. Cuesta alrededor de un billón de dólares probar una vacuna de principio a fin. Y conlleva riesgos porque no todas las vacunas superan los ensayos clínicos. El dinero impulsará la ciencia y acortará el tiempo de espera. Pero necesitamos un empujón por parte del público y por parte de la administración. Necesitamos una Operación Warp Speed 2.0.
En resumidas cuentas
La Casa Blanca planifica tener una dosis de refuerzo al año. Este plan puede que sea bueno, o no, ya que necesitamos que las estrellas se alineen para que sea eficaz. En cualquier caso, es necesario tener en cuenta en esta conversación a la próxima generación de vacunas, ya que son una solución clave para mejorar la salud. Lo que necesitamos es pelear por ellas.
Love, YLE
Tu Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, trabaja en un comité de expertos en política sanitaria y por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos. Este boletín informativo es gratis gracias al apoyo generoso de los miembros de la comunidad YLE. Para contribuir a este esfuerzo, por favor suscríbase aquí.