XE y por qué puede interesarnos que Ómicron siga mutando
XE—un linaje hermano de Ómicron– ha llegado a los titulares esta semana. Y, aunque es importante que los científicos sigan de cerca cada cambio del virus, no creo que sea necesario que el público sea agobiado con ansiedad cada vez que el virus cambia. Es algo que los virus hacen para sobrevivir y deberíamos anticipar esto. De hecho, puede que sean buenas noticias para nosotros que Ómicron mute.
XE (And XG, XR, Xl, etc., etc.,)
XE no es una nueva variance de preocupación. Mejor, es una variante recombinante o una combinación de BA.2 y BA.1. Como ocurrió con “Deltacron”, XE se creo probablemente cuando alguien se infectó con los dos virus al mismo tiempo. Estamos viendo más y más estas variantes recombinantes porque ahora hay distintos virus (delta, BA.1,BA.2) circulando al mismo tiempo.
Dado que una persona se puede infectar con dos virus a la vez, los dos sublinajes pueden entrar en la célula de una persona al mismo tiempo. Entonces, cuando el virus intenta replicarse dentro de la célula (para poder extenderse a otras células), el material genético se puede mezclar. Esto es distinto de una mutación debida a una sola infección, como refleja la imagen siguiente.
XE tiene la proteína espiga de BA.2 copiada y pegada en la parte 5’ de BA.1. Ya hemos documentado como BA.1 y BA.2 se han mezclado de otras maneras, lo que ha resultado en los sublinajes XR, XN, XP, XQ, etc, etc. El virólogo Tom Peacock, hizo el fantástico gráfico que ven a continuación, explicando este fenómeno.
XE se detectó por primera vez en Inglaterra a mediados de enero y ha causado más de 600 casos allí (lo que representa <1% de los casos). A 22 de marzo, 763 casos de XE se han identificado por todo el Reino Unido. También ha sido identificado en India, China y Tailandia.
Desde el 25 de marzo, XE ha mostrado una modesta ventaja sobre BA.2. Las últimas estimaciones del Reino Unido muestran un 10% de aumento de la transmisibilidad sobre BA.2 (y BA.2 tiene un 40% más de transmisibilidad que BA.1 o el Ómicron original). Esto quiere decir que XE es algo más contagioso que otros sublinajes.
Lo bueno es que como la proteína espiga determina la invasión inmune, las defensas que la gente adquirió frente a Ómicron y/ o las vacunas deberían de funcionar frente a esta nueva recombinación del virus.
La OMS dijo que no iban a dar a XE un nombre con una letra griega, y que será considerado aún como Ómicron hasta que “ se reporten diferencias significativas en la transmisión y las características de la enfermedad, incluyendo la severidad”. Dichas diferencias no se han encontrado de momento. Al fin y al cabo, XE sigue siendo Ómicron.
Que Ómicron mute pueden ser buenas noticias
Aunque sería maravilloso que este virus desapareciera, esto no va a pasar. Va a seguir mutando, especialmente dados los altos niveles de transmisión en todo el mundo.
Desafortunadamente, llevamos dos años de pandemia y este virus todavía no nos ha dado una pista de hacia dónde va. Como he escrito con anterioridad, los coronavirus evolucionan típicamente con un patrón en escalera. La gripe hace esto también. En otras palabras, hay un linaje principal, y cada pocos años, una nueva variante barre y las demás se extinguen. (Vean una representación en el Panel A del gráfico inferior).
Aunque no hemos visto este patrón con SARS-CoV-2. La siguiente gran variante no se ha generado a partir de la última: Ómicron no vino de Delta, ni Delta vino de Alpha. En vez de eso, la evolución de SARS-CoV-2 se parece a la reflejada en el Panel B en el gráfico anterior. Y esto es bastante desconcertante.
Pero esto puede ser porque no ha tenido tiempo todavía. Solo han pasado dos años, y en otros árboles de evolución, como el del virus del catarro común, también ha habido temporadas de dos años en los que no se produjeron cambios en escalera.
Si SARS-CoV-2 empieza a evolucionar según un patrón en escalera, apartado de Ómicron (algo que podemos esperar que SARS-CoV-2 haga) entonces tendremos una evolución más similar a la gripe. Lo que querrá decir que SARS-CoV-2 se moverá lentamente hacia el escape inmunitario y una mayor transmisibilidad. Esto, unido a la estacionalidad determinará la tasa de ataque. Pero no serán cambios enormes, ni saltos impredecibles como vimos de Delta a Ómicron. Y si tenemos más cambios tipo a los de la gripe con SARS-CoV-2, lo consideraremos buenas noticias, por dos razones:
No vamos a tener tasas de ataque de gran envergadura por un tiempo. Esto se debe a que aproximadamente el 50% de los americanos se infectaron con Ómicron en 10 semanas (lo que resulta sobrecogedor. Nunca habíamos visto a un virus arrasar de esta manera por la población. En comparación, la gripe infecta a un 10-20% de la población en unas 20 semanas). Una gran inmunidad inducida por la infección, unida a la cobertura de las vacunas ayudará sin duda a construir una pared inmunitaria.
Si el futuro de SARS-CoV-2 se hace más predecible, entonces seremos capaces de anticipar las mutaciones y prepararnos. Por ejemplo, podremos desarrollar y distribuir vacunas actualizadas como hacemos con la gripe cada año. Hubo una discusión de ocho horas sobre esto exactamente en la FDA.
El virus está cambiando muy rápidamente. Pero un evento importante en los próximos 12 meses no parece probable.
Realmente no sabemos que va a pasar a continuación. El Dr. Trevor Bedford, virólogo evolucionista, señaló dos cosas durante su presentación a la FDA esta semana.
En primer lugar, dejó claro que el virus está mutando a un ritmo increíblemente rápido. Está cambiando a un ritmo cuatro veces más rápido que la gripe. En la imagen inferior, pueden ver que el gráfico de SARS-CoV-2 es mucho más inclinado que los otros tres gráficos que reflejan mutaciones del virus de la gripe. Esto significa, que en tan solo dos años, SARS-CoV-2 ha conseguido el mismo nivel de evolución que H3N2 (virus de la gripe) en cinco años. Esperamos que una vez que finalmente consigamos controlar la transmisión, la velocidad sea menor que la de la gripe.
En segundo lugar, aunque esperamos con bastante certidumbre que SARS-CoV-2 se acabe comportando como la gripe, un “evento tipo Ómicron” o lo que es lo mismo, un gran salto evolutivo puede volver a ocurrir también. Desgraciadamente ( o afortunadamente) solo tenemos un dato de referencia en dos años (es decir, Ómicron), así que nuestras conjeturas tienen un alto nivel de incertidumbre. El Dr. Bedford estima que un evento tipo Ómicron puede ocurrir cada 1.5 a 10.5 años. No sabemos si esto se puede considerar un suceso raro en endemia, o un evento más común. Pero en el próximo año, el Dr. Bedford estima que la probabilidad de que no haya otro evento tipo Ómicron es del 70%.
Según el Dr. John Beigal, del NIH, hay solo dos espacios antigénicos o areas de vulnerabilidad donde un evento tipo Ómicron se podría dar: un virus que sea más cercano a Beta o un virus que sea más cercano a Delta. Los dos están muy lejos de Ómicron, lo que quizás hace que una dosis de refuerzo específica para Ómicron no sea una decisión acertada.
En resumidas cuentas
Sabemos que el virus se va a recombinar y mutar. XE es un ejemplo más. El hecho de que Ómicron siga mutando, puede ser algo positivo porque podremos finalmente predecir mejor hacia dónde va el virus y prepararnos para ello. Mientras tanto, necesitamos intentar mantener la transmisión lo más baja posible, para no dar al virus la oportunidad de otro “evento tipo Ómicron”.
¡Que tengan un buen fin de semana!, YLE