ADN en las vacunas contra el Covid-19: 7 elementos del contexto omitidos en la advertencia innecesaria del Director General de Salud Pública de Florida
¡Feliz 2024!
El primer rumor de salud pública del año ha llegado rápido: el Director General de Salud Pública de Florida ha enviado un correo electrónico en el que comparte su preocupación sobre las vacunas ARNm de Covid-19: hay miles de millones de fragmentos de ADN en cada dosis de vacuna ARNm de Covid-19.
Esta no es la primera vez que él cuestiona la seguridad de las vacunas ARNm de Covid-19, pero sí desde un nuevo ángulo. Como siempre, cada afirmación requiere una evaluación individual.
Profundicemos.
Primero, el núcleo de verdad
Los rumores tienen típicamente un cierto núcleo de verdad–una certeza central rodeado por afirmaciones dudosas. Y, en las afirmaciones más complejas, la biología molecular que se necesita para explicar en detalle por qué las afirmaciones son infundadas, abarca material para unos cuantos semestres. Esto hace que rumores como estos sean particularmente peligrosos: es difícil para el público general separar problemas hipotéticos (e infundados) de riesgos verdaderos. Y lleva mucho tiempo desmentirlos.
¿Cuál es el núcleo de verdad aquí? Que hay fragmentos de ADN en las vacunas de Covid-19.
Pero hay siete elementos importantes que faltan en este contexto:
1. “Miles de millones de fragmentos de ADN por dosis” es relativamente pequeño.
Lapado ha obtenido esta estadística de un preprint reciente con importantes problemas metodológicos. Pero, si asumimos que este número es cierto, cuando miramos a nivel microscópico, hay billones y billones de partículas en las vacunas. Como referencia, hay unos 13 billones de cadenas de ARNm en una sola vacuna de Pfizer. “Miles de millones” resulta ser una cantidad relativamente pequeña.
2. Hay fragmentos de ADN en TODAS las vacunas.
Producir vacunas requiere usar células, y las células contienen ADN. Por eso hay fragmentos de ADN en todas las vacunas. Los fragmentos de ADN tampoco se limitan solo a las vacunas. La insulina, por ejemplo, también contiene pequeñas cantidades del ADN de las bacterias que se usan para hacerla.
En cualquier caso, intentamos limitar el número porque puede afectar a la respuesta inmune. Tenemos como objetivo producir la forma más pura de vacunas para que funcionen como se planea de forma consistente. La FDA requiere que haya menos de 10 ng/dosis de fragmentos residuales de ADN en cualquier vacuna para su completa aprobación.
Múltiples organismos de regulación por el mundo han encontrado de forma consistente que las vacunas tienen niveles aceptables de fragmentos de ADN. Incluso ese preprint con fallos confirma que el contenido de ADN de las vacunas de Covid-19 está muy por debajo de cualquier nivel que pueda indicar problemas de seguridad o fallos de fabricación (mire a continuación).
3. Las células tienen mecanismos de seguridad.
Las células tienen mecanismos de respuesta por defecto configurados frente a pequeños fragmentos de ADN: cuando se exponen a un ADN extraño, tanto de la comida, el aire, los virus o sí, incluso las vacunas, nuestros cuerpos los destruyen a través de una trituradora (llamada ADNasa), que rompe el ADN en minúsculos fragmentos que nuestro cuerpo recicla. Nuestros mecanismos de defensa frente a ADN extraño son mucho más amplios que esto, pero esta es una gran barrera.
4. Es biológicamente imposible que fragmentos arbitrarios de ADN se integren en nuestros genes.
Incluso si algunos fragmentos de ADN escapan a la trituradora, no se pueden insertar en nuestros genes y cambiar nuestro ADN, como Ladapo falsamente insinúa. Hay dos razones principales:
Los fragmentos de ADN no tienen la posibilidad de hacerlo. Las vacunas no tienen las herramientas necesarias para alterar nuestros genes. (Vea este post previo de YLE)
Los fragmentos de ADN no tienen estabilidad. El ADN está fragmentado, y por tanto, es inestable dentro de la célula. Esto quiere decir que no puede producir una proteína peligrosa.
5. Los fragmentos de ADN tampoco afectarán a los genes de nuestros hijos.
Ladapo dice que los fragmentos de ADN afectarán no solo a nuestros genes pero a los genes de nuestros hijos.
En primer lugar, si el ADN extraño no afecta a nuestros genes, no afectará tampoco a los genes de nuestros hijos.
En segundo lugar, tenemos dos estudios preclínicos importantes, estudios hechos antes de los ensayos clínicos en humanos, que demuestran que las afirmaciones son falsas:
¿Adónde va la vacuna? En un estudio pusieron una dosis enorme de vacuna a ratas (equivalente a cientos de dosis humanas) y encontraron que la mayor parte fue a los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo. Alrededor del 0,1%, una cantidad insignificante, fue a los ovarios y los testículos. Las vacunas de Covid-19 no llevan dosis significativas de ADN extraño a los órganos reproductivos. ( y cualquiera de esas pequeñas, pequeñas cantidades que puedan en teoría llegar ahí desaparecen con los mecanismos de protección de las células).
¿Cambian los genes los fragmentos de ADN? Otro estudio evaluó mediante ensayos de genotoxicidad si la vacuna (es decir, todas las partes de la vacuna, incluso las impurezas) afectaban al genoma. Los estudios no mostraron ningún efecto.
Todos nosotros preferiríamos tener datos en humanos, pero hay una gran razón por la que esto no se ha hecho en humanos: requeriría que tomáramos muestras quirúrgicas de órganos relevantes (ovarios y testículos), lo que sería invasivo y no ético.
6. Las nanopartículas de lípidos son seguras.
El ARNm es muy frágil, así que necesita empaquetarse en burbujas de grasa (esto es, nanopartículas de grasa) para llegar a dónde necesita llegar. Ladapo afirma que estas nanopartículas hacen que las vacunas no sean seguras.
Hemos escuchado este rumor a lo largo de toda la pandemia. Aunque los científicos han trabajado con nanopartículas desde los años 60. No hay evidencia de que estas burbujas de grasa sean peligrosas para los humanos. Se metabolizan rápidamente y se eliminan del cuerpo en unos días.
10. El Virus Símico 40 (SV40) promotor/potenciador tampoco es un problema.
Finalmente, Ladapo defiende que las vacunas ARNm son un problema especial porque la plantilla que se usa para hacerlas utiliza una parte de SV40. Esto es totalmente infundado.
Primero, lo básico. SV40 es un virus que se identificó primero en células de mono, y ahora se usan algunas de sus partes como herramienta de biología molecular. El virus SV40 no se utilizó para producir las vacunas de Covid-19; solamente se usó una parte (una secuencia que se llama promotor).
Durante algún tiempo, hubo cierta preocupación por el virus SV40 (no por el promotor). Hace tiempo, se sospechó que el virus podría causar cáncer en humanos debido a unos estudios de laboratorio preocupantes. En los años 60, se descubrió que el SV40 había contaminado algunas de las vacunas de polio porque estaba presente en los cultivos celulares usados para hacerlas. Sin embargo, sabemos ahora que incluso el propio virus no es un problema, ya que estudios de seguimiento durante décadas de personas vacunadas de polio no han encontrado ninguna diferencia en su riesgo de cáncer comparado con aquellos que nunca recibieron una vacuna conteniendo SV40.
Si el virus por sí solo no causa cáncer, no hay razón para preocuparse por pequeños fragmentos del promotor.
En resumidas cuentas
Hay trazas de fragmentos de ADN en nuestras vacunas ARNm. Pero nuestro increíble sistema inmune sabe qué hacer.
A pesar de todo, hemos hecho seguimiento de la seguridad de las vacunas de Covid-19 a unos niveles sin precedentes, por todo el mundo, durante más de tres años. La evidencia científica desde los laboratorios, los ensayos clínicos y los datos epidemiológicos del mundo real siguen verificando el perfil de riesgo beneficio altamente favorable de las vacunas de Covid-19.
Las vacunas de Covid-19 salvan vidas. Lamentablemente, mucha gente, incluidos 8.288 habitantes de Florida solo en 2023, siguen muriendo por Covid-19. No dejen que los rumores se interpongan en su protección y su vida saludable.
Love, YLE, EN y KP
Kristen Panthagani, MD, PhD es médico de urgencias en Yale. En su tiempo libre, es la credora del blog médico You Can Know Things. Una versión previa de este post se publicó ahí. Puede suscribirse a su blog aquí.
Edward Nirenberg es bioquímico, estudiante de medicina y autor de una fantástica publicación de vacunas.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, educadora, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en una organización sin ánimo de lucro que sirve a personas inmigrantes.
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