Siguiendo el más puro estilo Covid-19, las noticias se publican en el momento más inoportuno para mí. Saludos desde el Monte Fuji.
¿Qué ha pasado? El Washington Post ha filtrado que los CDC están considerando reemplazar la actual normativa de aislarse por 5 días con un “quédese en casa hasta que lleve 24 horas sin fiebre y experimente mejoría de síntomas”.
Esto es lo que sabemos y lo que no sabemos, y lo que todo esto significa en el contexto más amplio.
Primero, lo que sí sabemos
La contagiosidad no ha cambiado. Si usted está infectado, todavía contagia a otros durante 5 a 12 días.
Sin embargo, transmitir Covid-19 tiene menos consecuencias estos días. Las hospitalizaciones y las muertes siguen separándose de las infecciones. (Esto significa unas 300 muertes al día, que aún es mucho, comparado con el pico de 3.500). La prevalencia de Covid persistente está bajando, aunque millones de personas aún lo sufren.
Hacerse un test es caro. La innovación no ha seguido el ritmo. Los test de antígenos ahora no son positivos hasta el tercer, cuarto o quinto día.
El número de días de baja laboral pagados es mínimo para los estadounidenses. Un 23% de ellos no tienen ningún día pagado (!). Entre los que sí los tienen, la media es de solo 10 días por año.
Ya no estamos en una fase de emergencia. La mayoría de los estadounidenses han puesto el Covid-19 en un segundo plano. Solo 1 de cada 5 adultos está vacunado.
Lo que no sabemos
La normativa que la citada agencia ha propuesto. Esto ha sido una filtración, lo que implica que carece de la justificación, el contexto, y los detalles. No tenemos el panorama completo, es decir, si recomiendan el uso de mascarillas, un periodo de precaución, o qué hacer si es una persona de alto riesgo.
Una filtración pone a los CDC en modo defensivo, algo decepcionante porque la participación de todas las partes interesadas, la recogida de datos, la creación de modelos lleva tiempo. Démosles tiempo para prepararse.
Una de las peores cosas que los CDC hicieron durante la emergencia fue cambiar la normativa sin una comunicación clara. Soy optimista de que esto va a cambiar.
Lo que sería bueno saber
Estamos siempre trabajando con datos incompletos. Pero algunas respuestas aproximadas me ayudarían, al menos, a crearme una opinión:
¿Cuánta gente sigue las normas actuales de aislamiento actuales? En otras palabras, ¿afectará esto a la transmisión comunitaria? Los datos del Reino Unido, California y Oregón pueden ayudar a responder esto, ya que ya han implementado una normativa similar. Oregón, por ejemplo, ha compartido que eliminar el aislamiento no a afectado a la transmisión comunitaria.
¿Cuánta gente tiene fiebre con la infección de Covid_19? ¿Se correlaciona la fiebre o la mejoría de síntomas con la contagiosidad de Covid-19? ¿De qué manera esto se alinea con la gripe y el VRS? ¿Sabe la gente lo que es “mejoría de síntomas”?.
¿Hay diferencia de riesgo entre una persona sintomática el Día X vs. un caso asintomático paseándose por ahí (que es el 40% de los casos de Covid-19)?
Incluso si obtenemos respuestas a la ciencia, las políticas sanitarias se basan también en la psicología, la política, la cultura, y los valores:
¿Qué resulta aceptable para la mayoría de los estadounidenses? 100% de protección x 0% de adherencia= 0% de beneficio.
¿Cuántos días de baja laboral está la gente dispuesta a dar por Covid-19? ¿Cuántos días perdidos de colegio “merecen la pena”?
El hecho de que haya un periodo de aislamiento de 5 días ¿desincentiva a la gente de hacerse un test de primeras?
¿Cómo reaccionarán las instituciones? Si alguien necesita estar en casa más tiempo ¿le dejará su empresa? ¿Qué pasará en los hospitales?
¿Qué piensan las organizaciones clave (residencias de mayores, de cuidados especializados, AARP, inmunodeprimidos, departamentos de salud, trabajadores sanitarios) que representan a personas de alto riesgo?
¿Cuál es el propósito de la salud pública?
Tanto si recibimos respuestas como si no, todo esto gira en torno a una pregunta central: ¿cuál es el propósito de la salud pública? ¿Estamos yendo al paso de la gente (p.ej, no se están aislando en cualquier caso, así que retiremos la normativa) o somos una Estrella Polar (p.ej., esto es lo ideal, aunque sabemos que la mayoría de la gente no lo va a seguir)?
Idealmente, se trata de un equilibrio con un objetivo claro en mente. Lo que ha resultado en un juego de tira y afloja durante la pandemia.
Esto no es raro en salud pública. Tomen como ejemplo la seguridad al volante. En los años 80 había mucha resistencia al uso del cinturón de seguridad. Pero eso no frenó la normativa, y abrocharse el cinturón se normalizó finalmente. Los cinturones de seguridad no implicaban ningún sacrificio. No le decíamos a la gente que no condujera, aunque es la cosa más peligrosa que hace la gente a diario. En vez de ello, la salud pública puso en marcha intervenciones y recomendaciones para mitigar los daños.
Cuando recomendamos una intervención a una gran parte de la sociedad, más nos vale tener una justificación sólida de los beneficios y los riesgos, incluso si nos basamos en un principio de cautela y con datos limitados.
Lo ideal es que la normativa venga acompañada de cambios sistemáticos del trasfondo en una emergencia: ventilación, tasas de vacunación, baja laboral pagada, uso de mascarillas. Lo he visto en Japón, pero en Estados Unidos es un sueño fugaz. Por supuesto, mucho de esto no pertenece al ámbito de los CDC.
En resumidas cuentas
Hacer política sanitaria es lioso y complejo, e implica sopesar lo que se sacrifica y que cambia con el tiempo para 330 millones de personas muy diversas. En definitiva necesitamos una normativa que sea protectora, factible y viable. Soy optimista de que los CDC nos van a ofrecer respuestas y claridad pronto.
Love, YLE
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, educadora, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en una ONG que sirve a personas inmigrantes.