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Esta semana, Kate Cox ha interrumpido su embarazo. Se ha unido a las más de 9,3 millones de mujeres estadounidenses que interrumpieron su embarazo de forma legal en los últimos 10 años, de las cuales unas 8.300 (0.9%) lo hicieron después de la semana 20 de gestación.
He visto a muchos preguntarse en redes sociales: ¿Cuál es el problema? Después de todo, ha recibido la atención médica que necesitaba, ¿no?. Y esto de viajar entre estados es raro¿verdad?
Los viajes forzosos para interrumpir un embarazo se han duplicado tras la derogación de Roe contra Wade (Dobbs). Y, si es usted una de las pocas personas afortunadas que puede viajar, es un viaje que no deja de ofrecer retos importantes que pueden pasar desapercibidos para muchos.
El viaje
El viaje para conseguir un aborto es muy distinto según quién sea usted. Aunque, en general, la mayor parte de las dificultades se podrían prevenir si, como sociedad, aceptáramos el aborto como atención médica.
Primero, para muchos el viaje se frena antes de empezar:
Cuesta mucho dinero: billetes de avión, coche de alquiler, una habitación de hotel por una semana, comida y la intervención. Esto supone de 10.000 a 30.000 dólares. Como pueden imaginarse, mucha gente no se puede permitir esto, y con frecuencia, los seguros médicos no lo cubren.
La mitad de todas las personas que buscan un aborto viven por debajo del Umbral Federal de Pobreza, con unos ingresos por debajo de 13.000 dólares al año.
Esto es especialmente cierto para adolescentes (que constituyen un número importante de los pacientes de abortos tardíos), personas indocumentadas, y padres.
Si se consigue hacer el viaje, no es sin enfrentarse otras duras realidades:
Hay medicaciones disponibles para el dolor. Pero, en embarazos más avanzados, no sirven de mucho. Puede que la persona no tenga acceso a epidural, dependiendo de la regulación de cada estado, porque se trata de un paciente ambulatorio. En todos los sentidos, este es un dolor inimaginable.
Su pareja no puede estar ahí durante el parto, para darle la mano o ayudarle cuando tenga dolor. Tampoco puede tener su teléfono. Se requiere una seguridad estricta en las clínicas de abortos. Igualmente, puede que tenga que pasar delante de manifestantes que le gritan, mañana y noche, durante la semana. Y entonces desearía, con todo su corazón, disfrutar de su mismo nivel de ignorancia.
Recuperarse en una habitación de hotel es hacerlo en un sitio frío, y nada familiar. Sin sus zapatillas, ni su cama, su gato o la comida que le apetece y reconforta. Todo lo que quiere es estar en casa.
El viaje significa que tiene que dejar su trabajo unos días y que su formulario de la Ley de Licencia Familiar y Médica (FMLA, por sus siglas en inglés, una ley federal que proporciona protección del empleo por razones familiares y médicas) lo debe de firmar un médico de otro estado. Y, todo lo que usted espera es que su empleador no le haga preguntas porque no va a tener la energía para explicarlo.
El viaje tal vez incluya viajar de vuelta con las cenizas del bebé en el avión. Esto obliga a reprimir una oleada de emociones en público: agotamiento, duelo, ansiedad, dolor y un enorme deseo de privacidad.
La gente que ha interrumpido un embarazo no tiene más probabilidades de tener problemas salud mental que la gente no lo ha interrumpido, de hecho, es más probable que aumenten los problemas de salud mental cuando no se recibe un aborto necesario. Aunque, viajar para un aborto tardío, conlleva un coste emocional en gran parte debido al estigma y el ostracismo del cuidado del aborto. Además, saber reconocer cuando se necesita ayuda (recuerde que no va a tener un seguimiento con su ginecólogo/a habitual) y encontrar al clínico o terapeuta adecuado, dadas las circunstancias únicas y el nivel de confianza requerido, es difícil.
Hay dos cosas que ayudan:
La confianza de tomar la decisión correcta: el 95% de las personas que interrumpieron su embarazo dicen que fue la decisión correcta para ellas. La emoción posterior más frecuente es el alivio.
Los trabajadores sanitarios (literalmente ángeles en la tierra) en las clínicas de abortos se aseguran de que haya momentos de humanidad, empatía y apoyo. De que las personas se sientan cuidadas, algo que ayuda enormemente. Y las pocas almas a las que confíe su historia entre su familia, amigos y médicos a partir de ahí también ayudan mucho.
Los viajes para abortar están aumentando
Este tipo de viaje es cada vez más común. Antes de Dobbs, 1 de cada 10 mujeres que abortaba tenía que viajar. Ahora es el doble, 1 de cada 5. Vemos el aumento de viajes desde todos los ángulos:
Aunque el número de abortos ha experimentado cambios significativos en varios estados después del caso Dobbs, el promedio nacional no ha cambiado.
Las llamadas a la Línea Directa Nacional para el Aborto para servicios del viaje, como habitaciones de hotel o aviones se han triplicado posDobbs y siguen altas.
Los científicos que han medido la distancia a centros de abortos han encontrado que el tiempo de viaje ha aumentado, de promedio, en unas tres veces posDobbs. En Texas, por ejemplo, el tiempo requerido de viaje al centro de abortos más cercano ha aumentado en casi una jornada laboral.
Esto explica por qué vemos aumentos del aborto autogestionado (esto es, con medicación abortiva). Es por lo que nuestros colegas en Latinoamérica, por ejemplo, han ayudado a gente a autogestionar su aborto con pastillas hasta la semana 24 del embarazo, algo que es seguro y eficaz.
En resumidas cuentas
Un número creciente de mujeres están viajando fuera de sus estados para recibir atención reproductiva. Es un viaje plagado de obstáculos. La parte más trágica es que mucho del trauma asociado es prevenible con solo tener acceso a atención médica a nivel local.
Puede que sea difícil de entender, pero aún es más difícil pasar por ello. Confíen en las mujeres. Escuchen sus historias. Confíen en sus voces. Se trata, en definitiva, de sus vidas y sus subsistencias.
Love, YLE
Si quiere apoyar los viajes para interrupciones del embarazo, aquí tiene algunas opciones:
Para encontrar recursos de aborto en español AbortionFinder
The Brigid Alliance: esta especialmente para abortos tardíos.
National Network of Abortion Funds ayuda a distribuir fondos, para los que quieren dar de manera más amplia.
Jane’s Due Process: para jóvenes/adolescentes en Texas que viajen para abortar.
Apiary para apoyo práctico.
Muchísimas gracias a la Dra. Heidi Moseson, epidemióga reproductiva, que me ha ayudado enormemente con la mayor parte de la investigación para este artículo.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, educadora, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en el departamento de medicina social de una universidad.