Las lecciones que he aprendido durante la pandemmia
Los últimos 3,5 años he ido a 2,000 por hora intentando no chocarme con el guardarraíl. Algo habitual en una emergencia, sobre todo cuando no se está preparado. Por fín puedo bajar el ritmo y procesar lo bueno y lo malo en mis dos roles: estar al frente de la respuesta y publicar YLE.
La semana pasada me invitaron a las Rondas de la Universidad de California en San Francisco, una reunión formal donde los clínicos hablan de los últimos avances a nivel médico y en investigación. Fue la última de la serie de COVID-19 y una gran conversación acerca de lo que hemos aprendido. A continuación tienen la grabación.
También he empezado una lista en mi teléfono. Los últimos años siguen en una nebulosa, así que esto es solo un comienzo. Les cuento lo que he escrito de momento.
Lecciones que he aprendido:
Las tres palabras más importantes son: no lo sé.
Abordar las amenazas nuevas con humildad. Anda que este virus no nos ha dado sorpresas.
Acercarse a la población con humildad. Involucrarse no es equivalente al compromiso y la participación de las partes interesadas.
Durante una emergencia las decisiones de políticas solo son difíciles o muy difíciles.
Muchas decisiones fueron actos de fe. Por ejemplo, con los colegios.
Las colaboraciones público privadas son esenciales: Operación Warp Speed. Datos de movilidad de Google. Distribución de las vacunas y CVS/Walgreens. Pruebas de antígenos y USPS (servicio postal de los EE.UU). Rastreo de contactos. Monitorización de aguas residuales. Se elevó la salud pública a otro nivel.
A los humanos no les gusta que se les recuerden sus vulnerabilidades. Produce mucho odio y enfado.
Podemos hacer cosas difíciles: el 91% de los estadounidenses de más de 12 años tiene la serie primaria de las vacunas. Algo enorme.
La salud pública es intrínsecamente política. La política no se basa solo en la ciencia sino también en la cultura, la psicología, las ideas políticas y los valores. Muchas veces estamos de acuerdo en los datos, pero damos valor a prioridades distintas.
Sin embargo, utilizar la salud pública como peón partidista costará vidas. Usar mascarillas (o su falta) como símbolo grupal es un ejemplo excelente.
Comunicación científica. ¿Por dónde podría empezar? Esto se merece su propio post en YLE.
Cosas en las que me equivoqué
A toro pasado se ve todo claramente. Pero hay una diferencia entre que algo no sea cierto y que, dado el conocimiento limitado, en un momento dado no se sepa todo. Hay cosas en las que tengo que mejorar de cara al futuro, independientemente de que la evidencia vaya cambiando. Aquí tienen algunos ejemplos:
Ruido. Al principio no hice caso de la teoría de la fuga del laboratorio por el mensajero (Trump) y porque iba envuelta en otras teorías conspiratorias. He mejorado en lidiar con el ruido, aunque no de forma perfecta.
Viabilidad. Di todo mi apoyo a la recomendación de los CDC de que los menores de 5 años llevaran mascarillas, pero al final, creo que la OMS es la que acertó (mascarillas en los mayores de 5). Lo siento por los padres. Yo era uno de ellos. La viabilidad es una gran parte de la adherencia a las medidas de salud pública.
Ser partisana. Caí en el cebo partisano muchas veces. Y así no es como construimos nuevos cimientos de confianza.
Ser descuidada. Por ejemplo no contrastando las fuentes con suficiente cuidado o yéndome pronto de una reunión de ACIP y mandando la recomendación equivocada a millones de personas (todavía sigo avergonzada).
Cosas que espero que usted haya aprendido
La ciencia evoluciona constantemente. Nunca para.
Una población sana es una economía sana. Estos intereses no compiten sino que se complementan.
Las desigualdades son muy aparentes en salud y bienestar.
Es realmente fácil olvidar lo malo y alarmante que fue. Revisar lo que pasó es un hecho real y puede ocurrir de forma inconsciente.
Cuando la salud pública funciona es invisible. Hay un montón de gente trabajando muchísimo. Como dicen en el Cuerpo de Paz: “es el trabajo más duro que siempre amarás”.
La salud pública sigue un ciclo de pánico y negligencia. Necesitamos pararlo. Apoyar a la salud pública se queda solo en palabras si no la financiamos.
En resumidas cuentas
La pandemia nos hizo movernos a una velocidad increíble; estábamos atados a cometer errores. Pero como dijo Jonathan Mann durante la era de HIV, “En los tiempos de la plaga no huimos, no nos escondimos, y no nos separamos”. Que aprendamos, nos adaptemos y estemos mejor preparados para el mañana.
Love, YLE
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, trabaja en un comité de expertos en política sanitaria y es consultora para un número de organizaciones, incluyendo los CDC. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos. Este boletín informativo es gratis gracias al apoyo generoso de los miembros de la comunidad YLE. Para contribuir a este esfuerzo, por favor suscríbase aquí.