Sarampión, tendencias y amnesia colectiva.
¿Están aumentando los casos? ¿Qué pasará en 2024? ¿Qué podemos hacer?
Ayer me llegó una alerta de Google Noticias: “Sarampión”. Si, sarampión. En el siglo XXI. En pleno invierno. (El sarampión se transmite principalmente en primavera.) ¿Qué está pasando?
Dos brotes activos y sin relación en personas no vacunadas: Filadelfia y Nueva Jersey.
Un hospital infantil en Delaware en alerta después que un paciente no vacunado haya expuesto a otros 30.
Dos aeropuertos en DC están en alerta por un viajero internacional infectado y no vacunado.
En el Reino Unido se ha producido una explosión de casos de sarampión en el último mes (255 casos).
Desde luego, parecen muchos casos. ¿Está aumentando el sarampión?
Un caso de sarampión aquí o allá no se sale de lo normal. Los vemos cada año. Los casos se deben generalmente a viajeros internacionales, aunque a veces tenemos brotes adquiridos localmente en reductos con gente sin vacunar.
Los casos hoy en día están muy, muy por debajo de las tasas de los años 50 y 60, gracias a las vacunas. Sin embargo, si miramos de cerca los últimos 10 años, vemos un aumento lento pero constante. Esto no debería ser una sorpresa, dada la disminución de vacunaciones de rutina y el aumento de las exenciones de vacunación.
Como puede que hayan notado en el gráfico superior, el sarampión tiene ciclos epidémicos. Brota cada cuatro o cinco años, 2008, 2011, y 2019. También podemos ver este patrón durante la era prevacunas (vea a continuación).
Hace exactamente 5 años desde el último brote, lo que sugiere que este pueda ser un mal año. Por supuesto, la pandemia podría alterar los patrones, pero no estamos teniendo un gran comienzo.
¿Cuál es (y no es) la manera de proceder?
El sarampión es prevenible. Y, en el brote de Pensilvania, un niño no vacunado fue a la guardería estando infectado, desafiando el aislamiento.
La gente está confundida y decepcionada con que otros padres no vacunen a sus hijos. La gente está enfadada porque, en consecuencia, sus seres queridos puedan exponerse a ello, especialmente dado que los bebés menores de 1 año no se pueden vacunar.
Comparto mucha de la frustración. Pero recuerden lo que el Dr. Sandro Galea dijo durante la pandemia: “no podemos ir señalando con el dedo a la gente para conseguir un mundo más sano”
¿Hay amnesia colectiva? Arreglémosla. Conforme las generaciones envejecen, la memoria de las enfermedades de mediados del siglo XX, como el sarampión, se desvanece. Algunos no saben por qué esta enfermedad es mala o si esta vacuna es segura. Esto es comprensible. La responsabilidad es de la salud pública. Nosotros debemos formar mensajeros de confianza que comuniquen que el sarampión es:
La enfermedad más contagiosa, en la que una persona infectada contagia a una media de 12-18 personas (si asumimos que no hay inmunidad en la población). En algunos casos, una sola persona ha contagiado a cientos de personas.
No se trata “ tan sólo de una fiebre o un sarpullido”. Aunque la mayoría de las personas que contraen sarampión se recuperan, puede dañar al cuerpo de mil formas. El sarampión puede borrar la memoria inmunitaria frente a otras enfermedades, aumentando la mortalidad de todas las causas.
Los riesgos de la infección superan con creces los riesgos de la vacuna, como muestra maravillosamente el New York Times a continuación.
¿Es esto una consecuencia del individualismo? Captemos la participación de la gente. Uno de los mayores retos es el aumento del individualismo, ya que va en contra del ADN de la salud pública: una respuesta colectiva por el bien de la población. Necesitamos desesperadamente involucrar a la gente que encuentra el individualismo cada vez más importante. Desarrollar las intervenciones con su participación.
¿Se debe esto a la reciente y dramática disminución de la confianza? Hagamos algo por ello. Durante la pandemia se cometieron errores. La desinformación está sobrealimentada por las redes sociales. Malos actores, tales como los 12 de la desinformación, dirigen la mayoría del contenido antivacunas. La política sigue dividiendo la salud individual. Mucha gente habla de estos retos (¡incluso es el tema en Davos esta semana!) pero me frustra cada vez más la falta de acción.
En resumidas cuentas
Lamentablemente, el sarampión ha empezado muy bien el 2024. Esperamos que las tendencias aumenten.
Necesitamos prestar atención a la advertencia subyacente. Un abordaje de salud pública que deje pasar esto por alto, por ambas partes, no va a funcionar. Historias desgarradoras, como la de Roald Dahl, abajo, se colarán lentamente en el siglo XXI. Podemos hacerlo mejor.
Love, YLE
Nota: Si está usted en Filadelfia, el Departamento de Salud ha añadido varios centros de vacunación adicionales para asegurarse de que niños y adultos que necesiten la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeóla) se puedan vacunar sin coste alguno. Mire los centros aquí.
Muchas gracias a Edward Nirenberg por su ayuda con todos los datos de la investigación aportada en el artículo.
Su Epidemiólogo Local (YLE) está escrito por la Dra. Katelyn Jetelina, MPH, PhD— doctora en epidemiología y bioestadística, esposa y madre de dos niñas pequeñas. De día, es consultora senior para un gran número de organizaciones. Por las noches escribe este boletín informativo. Su objetivo principal es “traducir” la ciencia de salud pública, en constante evolución, para que las personas estén bien preparadas para tomar decisiones basadas en datos científicos.
Su Epidemiólogo Local está traducido al español por la Dra. Maria Zoco, MD, MPH—médico de familia, educadora, esposa y madre de cinco hijos. Trabaja en una ONG que sirve a personas inmigrantes.